El primer problema de nuestro país es el paro. Un paro gigante que no remite del diez o doce por ciento de la población en edad de trabajar. En la actualidad ese índice de paro, según la última encuesta de población activa, está en un 14%, mientras que en Andalucía alcanza el 21%. Así están las cosas según las estadísticas y a la espera de los datos que hoy dé el gobierno. Ahora bien, la realidad es esta otra.
En Huelva, el Servicio Andaluz de Empleo ha ofertado 10.000 contratos para la recogida de la fresa. Una oferta a la que solo han respondido 180 personas, el dos por ciento en una provincia que está a un 22 de paro ¿Esto cómo se explica? ¿Cómo se entiende? ¿Quién contabiliza el real paro en Andalucía? Y no es la primeva vez que ocurre. En enero del año pasado, en esta misma provincia, se ofertaron 23.000 contratos, y solo se presentaron 970 trabajadores dispuestos a la faena, un 4,5%. Entonces, la provincia tenía un 23 de paro. Con estos datos que, con razón, sacan de quicio a los productores hortofrutícolas onubenses, a ver qué partido es capaz de proclamar con conocimiento de causa y sin perjuicio para los empresarios que aquí no necesitamos mano de obra de terceros países.
Basta asomarse a cualquier pueblo de la comarca fresera de Huelva para ver que sin la multinacionalidad de familias residentes en la costa occidental sería imposible recolectar la cosecha que, en la fresa, supone el 90% de la producción de este fruto en España. Por favor, no disparen a los trabajadores que vienen a sacar los frutos de la tierra que los nativos no quieren recoger.