Los datos del Instituto Nacional de Toxicología de los últimos cinco años indican que aproximadamente una de cada tres agresiones sexuales se produjo gracias a que la víctima estaba bajo sumisión química, es decir, bajo los efectos del alcohol, drogas o fármacos sedantes o ansiolíticos que provocan un estado de inconsciencia o semiinconsciencia que genera confusión y dificulta el reconocimiento del hecho. Hablamos con Gloria Martínez, víctima en Málaga e impulsora de la campaña #STOPSUMISIÓNQUÍMICA; y con el doctor Guillermo Burillo, coordinador del grupo de toxicología de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias.