El pesquero gaditano naufragó en aguas de Lanzarote. Hubo dos supervivientes y diez fallecidos.
Los cuerpos de cinco marineros fueron enterrados sin identificar. Los familiares esperan poner fin a un duelo que dura ya más de medio siglo.
Han pasado más de cincuenta años desde que el pesquero 'Domenech de Varó' naufragó en aguas próximas a Lanzarote tras partir de El Puerto de Santa María, en Cádiz, para faenar en el norte de África. El suceso costó la vida a diez marineros gaditanos. Ahora, sus familiares están un paso más cerca de poder recuperar, al fin, sus restos.
El 6 de febrero de 1973, el Domenech de Varó, un barco de 18 metros de eslora, buscaba refugio en el puerto de Arrecife tras detectar una avería en su motor, pero colisionó contra la costa de Seifio, en Haría. Solo dos marineros sobrevivieron, otros dos nunca fueron encontrados. De los ocho cuerpos recuperados, cinco serán ahora identificados para cerrar una herida que aún sigue abierta, más medio siglo después.
La exhumación de los cuerpos se llevó a cabo el pasado jueves en el cementerio de San Román, en Arrecife, donde previsiblemente fueron enterrados cinco de ellos sin el conocimiento de sus parientes y sin haber sido previamente identificados.
Ahora, tras un año y medio de investigación y de muchos trámites administrativos y judiciales, los familiares han conseguido que los cuerpos sean exhumados y que se comience con las pruebas de ADN para determinar la identidad de los enterrados y, en caso positivo, entregar los restos a las familias.
En unas pocas semanas se podrá conocer los resultados y de esta forma poner fin a la incertidumbre. No es solo una cuestión de justicia, dicen, sino también de memoria, como explica José Manuel Pose, portavoz de la Asociación de Familiares y Amigos de las Víctimas del Naufragio del Buque Domenech de Varó e hijo de uno de los marineros que perecieron.
Durante cinco décadas, siete de estas familias -de los diez muertos solo se pudieron identificar tres gracias a los dos supervivientes de la tragedia- han creído que el mar se había tragado a sus allegados. Pero hace poco más de año y medio descubrieron que los cuerpos de cinco de los marineros fueron rescatados y enterrados en esos nichos sin nombre.
En todo este tiempo, no tuvieron lugar al que llevar flores y recordar a los suyos. Cinco lápidas sin nombre y más de medio siglo de olvido, menos para las familias.