Una docena de piezas, que proceden de Valencia, Andalucía y Bélgica, aspiran a hacerse con la quinta edición del concurso Ceramiba que persigue reivindicar la validez del arte cerámico.
La orza, el lebrillo o el botijo han sido las piezas propuestas para anteriores ediciones.
Este año el quinto concurso de CERAMIBA propone la reinterpretación de la maceta, como una con esmalte cristalizado de zinc cocida a casi 1.300 grados centígrados, otra esculpida en bajorrelieve, que la han titulado tronco de otoño, u otra de redondeles multicolores que fusiona distintos tipos de arcillas. En otros concursos anteriores, las piezas propuestas fueron el cántaro, la orza, el lebrillo y el botijo.
Esa adaptación de lo tradicional a la vanguardia está permitiendo que la artesanía entre de nuevo en el mercado, cruce fronteras y, en este caso, desde Bailén, lleguen piezas únicas a Japón, Estados Unidos, Canadá o el centro de Europa. El concurso, es una muestra de lo que se está haciendo.
Son solo una docena de piezas, que proceden de Valencia, Andalucía y Bélgica. Aspiran a un premio que valora la originalidad, la técnica y, como no, el respeto a la esencia de objeto propuesto, en este caso, a la esencia de la maceta, a esas macetas que, con más de un siglo y medio, también se muestran aquí, en este espacio.