Una leyenda ha convertido en lugar de peregrinación la tumba de un soldado fallecido en 1942 en Algeciras, al que se le atribuyen milagros
Antonio Mena Vicario falleció en Algeciras a los 21 años. El misterio parte de los años setenta del siglo pasado cuando una mujer lloraba a su hija en el cementerio y un hombre se le acercó para decirle que no se preocupara que su hija estaba bien y le pidió que limpiara un poco una tumba que estaba en el cementerio.
Resultó que la fotografía de la tumba correspondía al hombre que le hizo la petición. Las habladurías corrieron como la pólvora, hasta convertirle en el venerado "santito de Algeciras", como así demuestran los innumerables agradecimientos en su nicho.
Un algecireño, Miguel Ramos, ha pedido al ayuntamiento que embellezca y proteja lo que ya es un santuario que arrastra a una legión de fieles, que le atribuyen oídos a sus peticiones y milagros variados.
A la leyenda se le han ido añadiendo adornos entre incorrecciones y cierto misticismo, pero no cabe discusión sobre la peregrinación diaria hasta la tumba que sobrepasa el medio siglo.