El Gran Poder se trasladó a la Catedral al alba en riguroso silencio, como de costumbre. Comienzan a salir los hermanos de la Macarena mientras suenan los acordes de la Centuria Romana Juvenil. La hermandad comienza su traslado a la Catedral para la Magna.
Con estos sones de la Filarmónica del Carmen de Salteras entrando por la calle Resolana camino del arco de la Macarena, se avisaba que quedaba poco para la salida. Pero el entorno ya era un hervidero de gente cogiendo sitio.
Miles de personas esperando con paciencia en una noche algo fresca pero perfecta. No era abril, ni Semana Santa, sino diciembre y día de la Inmaculada, cuando la la Esperanza Macarena se asomó a la calle, como siempre, con con su Centuria Romana.
Comenzaba así otra madrugada que este año el tiempo nos privó, sin nazarenos y sin carrera oficial, pero sí con miles hermanos para acompañarla hasta la Catedral. A pesar de las calles repletas se cumplía con el horario. Los primeras llamadas de martillo, las dedicatorias y una ciudad volcada con una virgen que levanta pasiones.