Tendrá que situarse en la órbita prevista, desplegar su complicado espejo y calibrar sus aparatos. Cuatro instrumentos científicos de última generación en cuyo diseño han colaborado científicos españoles.
Si la misión Apolo permitió al ser humano poner un pie en la Luna, el telescopio espacial James Webb será nuestros ojos en el origen del universo.
El proyecto, uno de los más caros y retrasados de la historia, es el resultado de 30 años de arduo trabajo y colaboración entre varias agencias espaciales.
El tamaño de su espejo es enorme, más de seis metros y medio de ancho, y está diseñado para capturar la luz infrarroja de las galaxias y estrellas más distantes del universo.
Sus imágenes serán 100 veces más nítidas que las del Hubble y empezarán a llegar a la tierra dentro de unos cinco o seis meses.
El telescopio espacial Webb ha sido lanzado con éxito este 25 de diciembre desde el puerto espacial europeo de Kourou, en Guayana Francesa, a bordo de un cohete Ariane 5.
Una misión conjunta de la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Canadiense, Webb despegó a las 12.20 UTC, tras siete días de sucesivos retrasos por incidencias en los preparativos y el mal tiempo.
Nueve minutos después del lanzamiento se produjo la separación de la etapa principal del cohete. Antes de alcanzar media hora de vuelo está previsto que se desprenda la etapa superior del Ariane 5, liberando al observatorio para el despliegue de paneles solares y antenas para enviar las primeras señales al control de tierra.
El telescopio se desplegará en el espacio cerca del punto lagrangiano Tierra-Sol L2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Su destino es ese porque, equilibrado entre las fuerzas gravitacionales del Sol y la Tierra mantendrá la misma orientación con respecto a ambas, y la calibración y blindaje son más sencillos.
Entre sus principales características técnicas hay que destacar el espejo primario --compuesto por 18 segmentos hexagonales que combinados crean un espejo con un diámetro de 6,5 metros, frente a los 2,4 metros del Hubble--, el parasol y cuatro instrumentos científicos entre cámaras y espectrógrafos, en cuyo diseño han colaborado científicos españoles.
Treinta años después del Hubble, el telescopio James Webb podrá mirar atrás en el tiempo y observar las primeras estrellas del universo temprano, averiguar cómo se formaron las galaxias y estudiar los planetas de nuestro sistema solar.