Antiguas moñudas y tufonas, así se conoce a dos variedades de gallina andaluza en peligro de extinción.
Fueron redescubiertas por casualidad en la sierra de Córdoba hace escasamente 15 años.
Desde entonces una pequeña asociación lucha por conseguir reconocimiento y protección para estas razas casi desaparecidas del patrimonio avícola andaluz.
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La primera vez que Francisco vio a las gallinas fue en la Sierra y a duras penas consiguió hacerse con un par de ejemplares. Era la antigua moñuda, una gallina diferente que Francisco Alcaide conoce bien.
Palabras en desuso y gallinas en peligro de extinción, como la tufona, otra raza que estaba prácticamente desaparecida. Antonia Salcedo también es vecina de Guadalcázar. Tiene 82 cumplidos, la memoria fresca y ninguna duda.
Se criaban en semilibertad o en en gallineros pequeños. Fueron clave para el sustento familiar en tiempos difíciles. Ahora no hay trueque ni venta. Desde que las redescubrió en 2007 el único objetivo de Francisco ha sido recuperar estas variedades de gallina en su estado puro.
Demasiado tiempo entregado a una causa que no le da un respiro y que se ha comido los ahorros de este electricista en paro. Pienso, grano, productos zoosanitarios, gastos de los que hacerse cargo para mantener a los animales.
La ayuda de la administración no cuaja y la situación apremia. Sin embargo Francisco Alcaide no está solo. En su casa de Guadalcázar recibe a Salma Al Taji Al Farouki, la mujer que dirige la Casa Andalusí, y los museos de la Alquimia y de las Tres Culturas. Durante décadas esta palestina nacida en Jerusalén se ha dedicado a recuperar el legado andalusí y a proyectar en el mundo la ciudad de Córdoba.
Nada detiene a Francisco, el papa, la familia real, los políticos, campañas de apadrinamiento. Un hombre persistente que no acaba de encontrar apoyo. Igual que piensa en las generaciones futuras, Francisco Alcaide se apoya en las mayores de Guadalcázar, algunas ya desaparecidas. Ellas reconocen estos animales como idénticos a los que se criaban en sus casas, los mismas gallinas antiguas que se heredaban como ajuar de madres a hijas, un patrimonio avícola andaluz para el que esperan reconocimiento y protección.