Góngora, la bodega más antigua de Andalucía, se renueva con el enoturismo

Un grupo inversor compra Bodegas Góngora, la más antigua de Andalucía y segunda de España, para realizar un museo de la historia del vino, un pequeño hotel y un área para eventos y celebraciones, en Villanueva del Ariscal, en el Aljarafe sevillano. Su impresionante viga de husillo y quintal, de 17 metros y todavía en funcionamiento para prensar la uva garrido fino de la zona, es la estrella de una restauración que quiere convivir con la elaboración de vinos jóvenes y la maduración de sus generosos.

La bodega nace posterior al descubrimiento de América. Cuando Sevilla es capital de las Indias occidentales y todos los barcos que van hacia América, por la obligación del tercio de frutos de la tierra, convienen en llevar vino como uno de los componentes de ese tercio de frutos, porque era zumo de la uva y sirve para dar de beber también a los marineros cuando el agua escaseaba. Con lo cual, esta zona del Aljarafe, que ya tenía viñedos desde la época romana, pues se convierte en una zona fundamental para, por su cercanía a Sevilla, ese suministro de vinos a los barcos.

Bodegas Góngora se encuentra ahora en pleno proceso de reconversión. Su línea de vinos blancos jóvenes, vermú y vinos aromáticos tiene muy buena salida comercial. Para ellos, junto a la bodega centenaria, han construido una nueva planta con fermentación y embotellado. Pero, sin amparo de ninguna denominación, tiene problemas para nombrar y etiquetar sus vinos generosos.

Gracias al buen estado de la viga y a su valor etnográfico el conjunto bodeguero fue declarado Bien de Interés Cultural por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. El proyecto arquitectónico está comprometido con el respeto al edificio y a no alterar nada del conjunto. Quieren inaugurar la restauración a mediados de 2025. Los huéspedes y visitantes podrán apreciar una bodega, en la que se respira el paso del tiempo, sus distintas etapas, su transformación, su evolución.