El deportista almeriense fue capaz de mantener una brillante carrera profesional en la nueva modalidad, con dos diplomas olímpicos en Atlanta.
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Durante su etapa como profesional del ciclismo en carretera, el almeriense Juan Martínez Oliver, apenas estaba en casa 90 días al año. Los entrenamientos y las competiciones le obligaban a viajar y se hacía muy duro. Tras 20 años compitiendo encima de la bicicleta, notó que sus facultades físicas le hacía más difícil el trabajo y pensaba que la retirada estaba cerca.
Inesperadamente, le llegó entonces la propuesta de probar el ciclismo en pista. La idea le pareció descabellada al principio, porque, con 34 años, el cambio le pillaba ya mayor para adaptarse a la gran exigencia técnica que requiere una bici con un solo desarrollo, piñón fijo y sin frenos, en un espacio tan reducido como el velódromo.
Finalmente decidió probarlo y nos cuenta Cara a cara, que decidió rechazar la posibilidad de convertirse en concejal de Almería para participar en una olimpiada. Su resultado en Atlanta '96 le permitió despedirse por la puerta grande.