La joven comparsa de Piru y Tomate, formada por veinteañeros de la cantera, viene con un tipo de brasileños que viven en los barrios más degradados de las favelas.
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Se denominan a sí mismos la comparsa de la cantera, pero la agrupación es más conocida como La comparsa de los Niños.
Llegaron con mucha fuerza en 2019 con ‘Los niños sin nombre’. Era su primera participación en la fase de adultos de estos canteranos que consiguieron por tres veces el primer premio de juveniles.
Llegan con sones brasileños, incluso parodiando el idioma portugués. Aunque introducen las chanzas, sus coplas sobre todo proclaman reivindicaciones fuertes y en ocasiones duras. La presentación incluye versos como “Y soy la voz del negro / que tú no quieres escuchar. / La que con limosna / un día quisiste callar. / Yo soy el sur del Sur. Soy el cantar de un sueño eterno, que espanta sus miserias en carnaval.”
La comparsa de los Niños confirma que lo de hace un año no fue fruto de la casualidad. Con una idea que en lo musical se adapta a sus cualidades, el gusto en el cante rebosa.
En el primer pasodoble rinden homenaje al ADN que tienen muchos de ellos, porque sus padres han sido reconocidos carnavaleros.
En el segundo pasodoble acusan a la Administración de dejar de la mano de dios a la ciudad y amenazan expresamente a todos los partidos que aspiran a gobernar en la Junta de Andalucía, “que Cádiz ya se ha cansado de agachar la cabeza”.
En los cuplés se acuerdan de la tecnología. En el primero, por moda de las ecografías en alta definición; y en el segundo, por la cantidad de cosas que puede ya hacer el móvil… incluso las más íntimas.
No paran los ritmos, muy al tipo y la percusión, durante el popurrí. Llama la atención que continúen bailando a la vez que cantan durante todo el repertorio. El ritmo y la forma de cantar puede enamorar incluso, a quien no le guste el Carnaval y prefiera los ritmos latinos.