Final muy especial y emotiva para este coro que ha llegado al Falla sin Julio Pardo Merelo pero con la fuerza de su hijo y del resto de miembros que han querido dar su último homenaje al gran corista fallecido.
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Llegan una vez más a la Final, aunque todos sabemos que no es una cualquiera. ‘Los Martínez’ vuelven a llevar en su gorro, como en la fase anterior, un retrato en blanco y negro del autor, muy presente en los tangos. Y es que ambos, muy emotivos, están dedicados a un padre. El primero a uno que tiene Alzheimer y al que le pide su hijo, por favor, que no olvide lo mucho que lo quiere. El segundo a un padre corista que le metió el amor y el gusasnillo de los tangos a su hijo. Un corista que puede ser Julio Pardo, pero también cualquier otro padre que ha hecho que su hijo ame esta modalidad. También es la promesa de ese hijo a su padre, de que se quede tranquilo porque su nieta también los cantará.
Divertidos cuplés y alegre popurrí, todo un canto a la vida, con una pequeña figura con la cara de Julio Pardo que a final de la función todos se pasan y besan como si él, siguiera con ellos en el escenario
ACTUACIÓN DE SEMIFINALES
Última actuación de la Primera sesión de Semifinales en el Falla y no había ni una butaca vacío. A esas horas en cualquier otra jornada, ya habría más de un claro, pero era imposible que en una noche como esta alguien quisiera abandonar el Falla.
Reaparecían 'Los Martínez', el coro de Julio Pardo Merelo, Julio Pardo Carrillo y Antonio Rivas Cabañas. Lo hacía dos días después del fulminante fallecimiento del corista más premiado en la historia del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz. Lo hacía por expreso deseo de la familia, la agrupación debía seguir en concurso porque así, imaginan, lo habría querido Julio Pardo.
Más de un minuto de aplausos, con el público en pie, para recibir a un coro que venía a defender, con el corazón en la mano, los últimos tangos que había dejado escritos su autor, su amigo, su compañero de muchos muchos carnavales. Al frente, su hijo, emocionado pero fuerte.
Tangos para aquellos que son capaces de matar a niños y para todo lo malo que guardamos en nuestra cabeza. Y un popurrí que terminaba con un canto a la vida: "disfruta con libertad y valentía, que la vida son dos días". Y así lo hicieron en este difícil pase, disfrutar con libertad y mucha valentía porque, como habían podido comprobar hacía muy poco, la vida puede cambiar de un día para otro y hay que disfrutar mientras se pueda.