Resulta llamativa la veracidad que consigue con cada uno de los modelos de los barcos, desde el Titánic hasta el Juan Sebastián de Elcano, pasando por la carabela Santa María. Todos ellos hechos a través de maderas recicladas y en desuso.
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Manuel Mármol tiene 77 años, viene de Málaga y tiene un don en las manos, ya que es capaz de hacer espectaculares maquetas de barcos de forma totalmente artesanal y con materiales reciclados.
Esta mañana tenemos en nuestro plató una pequeña muestra de una colección de nada menos que 140 maquetas.
Nos cuenta Manuel que era albañil, pero ya desde pequeño sintió una gran atracción por los barcos. Dice que le gustaba mucho verlos navegar desde su casa. Hasta que llegó el día en que se encontró un barco tirado en la basura. Así que lo cogió y lo restauró. Y se dijo: "voy a hacer algo parecido yo también".
Este aficionado a la maquetas atesora réplicas de barcos como el Titánic, del que nos comenta que hizo con materiales totalmente reciclables, excepto la pintura. Dice que lo ha recreado con la mayor precisión posible en 1 metro y medio y que le ha llevado 7 meses hacerlo fijándose en fotos del famoso buque.
Recuerda además Manuel que en una exposición que hizo un hombre le ofreció 1.000 euros por la réplica, pero él se negó a venderlo.
A parte del Titánic hay reproducciones a escala de barcos como el Buque Escuela Juan Sebastián de Elcano que realmente impresiona, cuyas esplendorosas velas fueron confeccionadas por su mujer, según nos dice.
También tiene en su vasta colección una reproducción muy fidedigna de la carabela Santa María.
O de un galeón inglés, del que nos cuenta que los cañones los hizo a partir de unas varillas que encontró detrás del frigorífico.
Además tenemos todo un clásico. Un barco de vapor que nos evoca al río Mississippi con todo lujo de detalles.
Manuel se ha dedicado a la construcción, era albañil de profesión, pero tenía una ilusión en la vida que se hizo realidad desde que se encontró con un barco en la basura.
Se dedicó a hacerlos para que pudieran navegar tierra adentro. Para que pudieran soñar con los mares niños de cero a ciento y pico años.
Este es el resultado de una vida de ilusión y de un sueño.
Pero además nos cuenta que tiene una petición para un museo en Málaga donde albergar estos barcos.
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