Nicolás desea cada vez más a Victoria y esta lo rechaza, así que este decide fijar la fecha de la boda para una semana más tarde y encarga a Dª Adela que se ponga al frente de los preparativos. Nicolás agasaja a la marquesa con todas las joyas de la familia y ordena a Miguel que se haga cargo de la protección de la marquesa ante los desagradables sucesos que se están sucediendo en la zona.
Miguel no va a permitir que Victoria se case con nadie que no sea él. Ahora tiene más libertad para verse con Victoria, y juntos idean un peligroso plan de fuga que incluye a Tomás, Milagros y Rosita. Con ayuda externa deberán llegar a Riohacha desde donde el mismo día de la boda, zarpa un buque.
El Gobierno Central envía el dinero de las indemnizaciones para los hacendados que deben liberar de forma inmediata a aquellos esclavos próximos a cumplir 18 años, según la Ley de Vientres en vigor. Se sucede la aparición de esclavos muertos, cuya característica común es que son lo que deben ser liberados por ley. El miedo entre ellos va aumentando de forma alarmante, mientras se descubre que es una maniobra de los propietarios de las grandes haciendas que pretenden dar un escarmiento a los esclavos y evitar así una revuelta incontrolable. Nicolás ofrece para ser sacrificada a Rosita, la esclava doméstica y amiga de Isabelita.
El asesinato de Rosita supone una gran conmoción para todo el mundo: Isabelita, Victoria, Milagros y para Tomás, pero más aún lo es la asistencia de la marquesa y Nicolás al funeral.