LOS REPORTEROS
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La paz entre israelíes y palestinos empieza nunca

La llamada Cumbre de la Paz, ha terminado sin acuerdo. El escenario es endemoniado en oriente próximo.

En Los Reporteros analizamos las claves de una guerra que deja ya miles de víctimas a ambos lados de la frontera de Gaza.

CANAL SUR MEDIA 22 octubre 2023

Desde hace setenta años, en una esquina del planeta a orillas del mediterráneo, se desarrolla una partida interminable que mantiene en vilo al resto del mundo. Siete décadas de convulsión, retrocesos y tímidos avances que han concluido, como de costumbre, en una nueva guerra tan cruel como las anteriores. Esta vez sin embargo, el tablero parece haber saltado por los aires. Quizá para siempre.

El infierno no está en el subsuelo sino en la superficie. Mide, exactamente, 41 kilómetros de largo y entre seis y doce de ancho, en total, 360 kilómetros cuadrados, un estrecho territorio tan parecido a una franja que así ha dado en llamarse desde hace setenta años.

La franja de Gaza, bajo control de Hamás desde 2007, y en la que residen algo más dos millones de palestinos, está siendo laminada minuciosamente por el ejercito israelí. Es la contundente respuesta militar -por tierra mar y aire- al ataque masivo, inesperado y violento de cientos de milicianos de Hamás que hace dos semanas, en pleno shabbat y coincidiendo con la fiesta del año nuevo judío, penetraron en la frontera sur con Israel dejando tras de sí un rastro de muerte, saqueos y destrucción.

Los ecos de aquella masacre aun resuenan en la vivienda familiar de una joven doctora isareli que nos atiende por video conferencia desde algún lugar al norte de Tel Aviv. Por razones de seguridad nos pide que no demos muchos detalles sobre ella, solo que se llama Tal, que se crió en Andalucía, donde se licenció en medicina y que ejerce en Israel desde hace dos años. Hoy nos cuenta que el siete de octubre sus tíos fueron secuestrados por un comando de Hamás.

La masacre en el concierto por la paz, con mas de doscientos muertos, conmocionó al mundo. Un ataque perfectamente orquestado que la inteligencia israelí, considerado la más eficiente del mundo, no pudo o no supo prever, nos dice el profesor Manuel Torres, experto en terrorismo yihadista.

O el Pearl Harbor de oriente Medio, como lo han bautizado algunos medios. Sea cual sea la analogía que busquemos, lo que resulta desconcertante es que Hamás acometiera un ataque tan mortífero a sabiendas de que no quedaría sin castigo. El trasfondo, aseguran los expertos, hay que buscarlo en Irán, por supuesto.

Y no solo eso. El régimen de los ayatolás habría dado el visto bueno al ataque de Hamas tratando con ello de minar las negociaciones que Israel ha entablado con países del Golfo pérsico. Una teoría que comparte Rafael Gómez, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Pablo de Olavide.

Porque Israel no solo ha encajado el golpe sino está dispuesto a devolverlo. De hecho los bombardeos en la franja han sido persistentes y los suministros básicos están al límite. Y es la población la que sale de nuevo perdiendo, nos dice el periodista Javier Gutiérrez, que fuera durante varios años y hasta hace poco, corresponsal de Televisión Española en oriente medio y que relata cómo los gazatíes reconocen que están sometidos a un doble yugo: el del bloqueo israelí y el de Hamás, que gestiona con mano férrea la franja. 

Los más de quinientos muertos que causado el ataque a un hospital de Gaza el pasado martes y del que se culpa a Israel, aunque Israel lo niega, ha cambiado por completo el panorama en una región ya de por sí convulsionada. La matanza provocó una ola de indignación en todo el mundo árabe y las protestas arrecieron ecuando, horas después de l a tragedia, el presidente Joe Biden aterrizó en Israel y avaló la versión oficial de Tel Aviv, según la cual, fue un cohete de la yihad islamica y no un bombardeo aéreo israelí el causante de la catástrofe.

La comunidad internacional se ha mostrado consternada. Y tampoco oculta una enorme preocupación. La matanza podría inflamar los ánimos y, de paso, reavivar la actividad terrorista en el futuro, dentro y fuera de oriente medio, incluso aunque Israel lograra extirpar a Hamás del territorio.

Así las cosas, la comunidad internacional se apresta a resolver cuatro desafíos en simultáneo. El primero y mas inmediato, ha consistido en proteger a los ciudadanos no residentes que estuvieran en la zona. Porque, la mera posibilidad de que el conflicto se propagara más allá de la frontera con la franja y se extendiera de sur a norte, afectando incluso a enclaves tan relevantes cono Tel Aviv o la propia Jersualén, hizo que las cancillerías de toda Europa pusieran en marcha una acción coordinada para que sus nacionales regresaran a casa cuanto antes.

Naturalmente, los días inmediatamente posteriores al estallido del conflicto, escapar de Israel se convirtió en una carrera de obstáculos. Cristina y Fran, policías locales de Marbella, estaban entre los primeros españoles en regresar a casa pero, antes, tuvieron que realizar una auténtica gimkana. 

Una operación humanitaria, al entrada de ayuda a Gaza, coincidirá con una misión diplomática igualmente compleja y también en marcha: la liberación de los rehenes en poder de Hamás. Ya en la madrugada del viernes al sábado dejó en libertad a una madre y una hija estadounidenses por razones humanitarias, pero muchos más siguen aún presos. Un asunto que se estudió en la visita del secretario de estado norteamericano a Tel Aviv.

El cuarto desafío es el más necesario y el más improbable: construir un escenario de paz duradero, aunque a estas alturas, y tras siete décadas de conflicto, nadie sabe como hacerlo. Los acuerdos de Oslo, que hace treinta años trataron de consolidar la coexistencia de dos estados y el reconocimiento mutuo, quedaron pronto en papel mojado.

Por si fuera poco, en esta interminable crisis se abre paso, la guerra del relato. Como se cuenta lo que sucede y como se sienten aquellos que narran lo que está ocurriendo. Y si ni siquiera en las palabras hay acuerdo, ¿cómo será posible encontrar algún día un punto de encuentro en un territorio exhausto y devastado? La paz en este tablero cubierto de victimas y escombros sigue siendo, al menos de momento, un sueño.