Hemos vivido un momento inolvidable, cuando el señor de Sevilla abandonaba la Catedral a plena luz del día.
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Con el órgano de la Catedral de Sevilla tocando la marcha "La Madrugá" de Abel Moreno, el Gran Poder se dirigía a la Puerta de Palos con ese rastreo tan característico que se hacen sus costaleros y que es una seña de identidad del Señor de Sevilla.
Otra de sus señas es el silencio, la ausencia de música, por ello, la hermandad ha pedido procesionar entre la Virgen de los Reyes y la Virgen de Setefilla que son las únicas que no llevan música en esta procesión Magna. Y así, mantener el espíritu con el que tradicionalmente la Hermandad del Gran Poder.
A su salida de la Catedral, hemos podido ver el color de la "túnica persa" bajos los rayos del sol que reflejaban su intenso color púrpura. Una obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, un bordador y diseñador español que contribuyó con sus obras e innovaciones al cambio estético que se produjo en las hermandades de la Semana Santa de Sevilla.
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