Movida por la pasión, Inmaculada Estévez dirige su propio centro ecuestre

La conexión que la jinete Inmaculada Estévez, única mujer cordobesa en la Federación Hípica Andaluza, tiene con los caballos, ha marcado su vida. Estudió, por imposición de su padre, Biología y se especializó en Etología para poder comprender mejor y estar más cerca de sus animales predilectos, hasta tal punto que decidió dar un giro a su vida y crear su propio centro ecuestre.

Hoy El Centro Ecuestre El Cañuelo, que está en el pueblo cordobés del mismo nombre, cuenta con más de cincuenta ejemplares. Fue uno de los clubes pioneros en proporcionar la formación y práctica de la hípica a quienes no tenían su propio caballo. El centro instruye en la actualidad a cerca de un centenar de chavales, desade los 4 años de edad; y llega incluso a producir campeones. TodoCaballo contempla por ejemplo las evoluciones de Lucía Barranco, vigente campeona de España en Doma Vaquera juvenil.

El club es en realidad una iniciativa familiar. El marido de Inmaculada, Rafael Castaño, pertenece a la tercera generación de una familia de caballistas y reconoce que es una suete compartir un trabajo tan exigente que requiere tantas horas de dedicación, porque de otra manera sería muy difícil compatibilizar la vida familiar.