Es la Quesería más antigua de Andalucía. Un negocio familiar, que ha resistido crisis, que ha conseguido que todos reconozcamos su marca y su queso estrella, producido sin aditivos ni conservantes químicos. Un negocio liderado por una mujer que no para de innovar.
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En Castilleja del Campo, Sevilla, se encuentra la fábrica de quesos más antigua de Andalucía, y una de las más fuertes del sector. Una empresa familiar que ya va por la tercera generación. Al frente de ella, una mujer emprendedora, que rodeada de hermanos y sobrinos, no ha dudado en dedicar su vida a continuar el proyecto que iniciaron sus padres.
Sus padres, nacidos en Carrión, un pueblo cercano, llegaron a Castilleja con un niño de ocho meses y mucha ilusión, aunque con pocos recursos. Alquilaron una panadería y empezaron a ampliar su gama de productos con roscos, colines, regañá. Ella asegura que el I+D ya estaba en el ADN de la familia. Pero el salto a la fabricación de quesos fue motivado por el azar.
Desde aquella pequeña panadería, pasando por la fábrica que después construyeron en el sótanos de la vivienda, ahora tienen unas instalaciones modélicas e innovadoras que dan empleo a una 80 personas de la zona. Un motor de desarrollo para fijar población en localidades pequeñas que no cuentan con muchos más recursos económicos.
Uno de sus sobrinos, José Carlos, nos cuenta como es la situación actual. Ángel, otro de los miembros jóvenes de la familia, destapa la fórmula de éxito para esa nueva gama de quesos curados. Su vida ha estado ligada desde la niñez al negocio familiar, y gracias a eso y a su formación, ha sido uno de los artífices de la ampliación del abanico de productos que ahora ofrecen.
A lo largo de su historia Quesos Los Vázquez ha pasado por todo tipo de situaciones, pero según sus responsables nunca ha habido un momento tan difícil como este debido a la grave crisis que sufren los ganaderos. Para poder producir, ellos han buscado algunas soluciones. La solidaridad de María Carmen no termina con los ganaderos ni mucho menos, sino que se alarga hasta cruzar las fronteras.
Pese a su dedicación a la empresa, encuentra tiempo para el voluntariado con una organización que trae a nuestro país a niños con cardiopatías para que sean operados aquí y después vuelvan a sus lugares de origen. Ella aloja a la familia completa durante el proceso.
Volvemos al pasado para poder comprender como se han formado estos vínculos tan fuertes en el negocio familiar y como se sienten de orgullosos de pertenecer a Los Vázquez. Ahora ya sabemos que detrás de un queso hay una historia, un saber hacer, y el trabajo de muchas personas.