Más noticias y novedades en la web de Canal Fiesta Radio.
Si caminas “estando mentalmente aquí y ahora”, el paseo se transforma en meditación. Para eso, hay que dejar pasar pensamientos del pasado y del futuro y concentrarse en el presente. Es muy difícil, pero si se consigue, el paseo tendría
todos los beneficios de una meditación. A veces, las personas con dificultades para hacer una meditación clásica pueden
conseguirlo durante un paseo.
Cuando paseamos por sitios desconocidos se libera dopamina, un neurotransmisor que marca la novedad en el cerebro y sirve para identificar el peligro y para estar alerta. Un buen aporte diario de dopamina elevará otro neurotransmisor, la serotonina, que es la responsable de un estado de ánimo positivo.
En su tiempo hubo paseantes profesionales: Los flâneurs, aquellos románticos paseantes parisinos, que fueron identificados por Charles Baudelaire como “observadores diletantes de la vida urbana”. Al principio se los consideraba gente vaga, sin oficio ni beneficio, hombres de poco provecho, dedicados a perder el tiempo. Ahora que vamos siempre con prisas esta forma nos otorga un punto de inflexión interesante.
Por dónde paseamos también importa. No es lo mismo andar por un bosque que hacerlo por una ciudad. Y os invitamos a que
descubráis las diferencias.
Las personas que olvidan cosas con frecuencia también podrían mejorar su memoria con un breve paseo enérgico, al pie de la letra con ritmo, con fuerza.
Y si es de los que se queda atrapado en bucles de pensamientos rumiantes, pasear también es para usted. Una breve caminata será suficiente para cambiar el foco de la obsesión.
Ya Nietzsche tenía una opinión formada sobre pasear y sus beneficios “solo tienen valor los pensamientos que nos vienen a la cabeza mientras andamos”.