Ausencia de lluvias, altas temperaturas y viento de levante ponen en jaque a cultivos como el trigo, el girasol o el tomate.
Si no llueve en abril y mayo, los agricultores pedirán ayudas para compensar las pérdidas.
Las consecuencias de las altas temperaturas y de la falta de lluvias se sufren de manera especial en el campo. En Cádiz, el viento de levante se ha llevado toda la humedad.
Se podría perder hasta el 60 por ciento de la cosecha de trigo. A día de hoy, los agricultores no saben cómo sacarán adelante sus cultivos.
Es el caso también del girasol. En esta época del año, la planta llegan a la altura de la rodilla, pero la sequedad de la tierra provoca que crezca lento y débil y que termine siendo pasto de la fauna. Así lo explica Pedro Gallardo, presidente de la asociación agraria ASAJA-Cádiz.
Con la tierra agrietada y los embalses tan solo al 30 por ciento de su capacidad, los agricultores de tomate de Sevilla están buscando hectáreas en Cádiz para el tomate, pero se encuentran que aquí tampoco hay agua.
Agricultores y ganaderos coinciden: el campo agoniza. Si no llueve en abril ni en mayo, pedirán ayudas al gobierno central y a Europa.