Los chicos relatan que vivieron momentos de pánico

Varios testigos de lo ocurrido han relatado a Andalucía Directo cómo ocurrió todo. Uno de los chicos que presenció cómo su compañero se enfrentaba con dos cuchillos a sus profesores hiriendo a tres de ellos y a dos alumnos más, relata que todo comenzó a los quince minutos de empezar la jornada.

Apenas habían sacado el material cuando el chico mira hacia atrás y "veo en el pasillo al niño con los cuchillos". A medias con su madre, relata que el profesor de Física y Química salió al pasillo, donde estaba el chico con "algo en la mano y forcejeando con el profesor". Este consigue esquivarlo lo que le deja el campo libre para entrar en la clase. Los niños "salen despavoridos" pero el testigo y una compañera se quedan atrapados al estar al final de la clase.

El chico dirige un cuchillo hacia él y otro hacia los profesores que comenzaban a entrar en la clase. Ellos le decían "qué va a hacer, que se relaje, que suelte el cuchillo...". Y el responde: "¡Los voy a matar, los voy a matar, los voy a rajar!" Cuando el resto de profesores lo nombran, el chico se gira de forma que el testigo consigue escapar "viendo sangre por todos lados y gente chillando".

Otra de las chicas que estaba allí, Lucía, contaba que "el profesor había pasado lista, no dio tiempo ni a sacar los libros cuando escuché gritos y a gente que venía del fondo del pasillo diciendo 'me han apuñalado' y 'hay sangre', la gente gritando". El profesor les pidió en un primer momento que se quedaran en la clase pero, al poco, por megafonía, que salieran al patio. 

Cuando salió "vi al compañero al que habían apuñalado que tenía la sudadera con sangre y que se estaba dando cuenta en ese momento de que de verdad le habían hecho daño". Así que decidió correr para salir de allí lo más pronto posible.

Su padre, José Antonio, lo vivía desde fuera. Acababa de dejar a su hija en el instituto con lo que estaba relativamente cerca. Recibió entonces un mensaje de Lucía en el que le decía que les estaban bajado al patio y que "estamos bien". "Muy raro", confiesa. Enseguida empezó a desplegarse el amplio dispositivo policial. "El primer instinto es decir: 'quiero a mi hijo fuera de ahí ya" pero reconoce que se tranquilizó al ver el despliegue junto a los mensajes que su hija mandaba al grupo familiar de mensajería.