La revista Nature ha destacado el trabajo de un equipo de investigadores de la Universidad de Granada y el centro Genyo, liderado por Sara Rodríguez Heras, entre los más relevantes en este campo.
Estudian el impacto que estas diminutas partículas, fundamentales en el funcionamiento de nuestros genes, pueden tener en distintas enfermedades para las que no existe cura.
Tras la concesión del Premio Nobel de Medicina este año a los biólogos Víctor Ambros y Gary Ruvkun por el descubrimiento del microARN, la revista Nature ha realizado una selección de las investigaciones más relevantes en este campo.
Entre ellas destaca la realizada por investigadores de la Universidad de Granada y el centro Genyo, que han descubierto nuevas funciones de estas moléculas fundamentales para el funcionamiento de las células.
Los microRNAs son pequeñas moléculas de ácido ribonucleico cuya intervención permite a las células controlar con precisión que genes activan y cual será su función en el organismo.
Una de las investigaciones que ha demostrado la importancia de estos elementos se ha realizado en Granada, en el centro Genyo, por un equipo de investigadores liderado por Sara Rodríguez Heras que ha descubierto nuevas funciones de un microRNA denominado LET-7, cuya presencia en las células es fundamental para evitar mutaciones provocadas por el desplazamiento, por el salto, de elementos genéticos móviles.
Tras demostrar su teoría estudiando numerosos casos de cáncer de pulmón, estos científicos siguen trabajando en el impacto que estos microsRNAs pueden tener en otros tipos de patologías, en concreto en una enfermedad rara conocida como síndrome de deleción 22q11 o síndrome DiGeorge.
Estas dos investigaciones sobre diversas funciones de los microRNAs nos permiten conocer mejor cómo operan estas pequeñas partículas en las células y como influyen en su desarrollo. Un primer paso que puede ayudar a los científicos a diseñar terapias capaces de curar, en un futuro, enfermedades para las que todavía no tenemos remedios.