Un aventurero mítico
Un aventurero mítico

El pasado olvidado del Corto Maltés por las callejuelas de la judería de Córdoba

Sebastián de la Obra, uno de los mayores expertos en la obra de Hugo Pratt y de su personaje de cómic, reivindica ese vínculo con la ciudad andaluza e imagina una posible vuelta del aventurero en la antesala de la Guerra Civil. 

CANAL SUR MEDIA 18 junio 2024

Uno de los personajes de comics más icónicos de todos los tiempos, Corto Maltés, del italiano Hugo Pratt, pasó su infancia en la Judería de Córdoba. Un dato conocido en su parca biografía, pero poco reivindicado en nuestra ciudad. Su figura desapareció en la Guerra Civil española. Tal vez hubo un regreso a Córdoba del que poco se sabe.

Hace más de medio siglo que vio la luz el personaje Corto Maltés, trasunto de su autor Hugo Pratt, un aventurero romántico, amigo de causas perdidas, mujeriego, culto y disfrutón, enigmático e inabarcable. Y en su tierna infancia creció recorriendo las estrechas calles de la Judería cordobesa, en las postrimerías del siglo XIX.

Un dato que ha quedado como olvidado y nunca suficientemente reivindicado. No son muchas las referencias en una vida llena de misterio, pero como nos cuenta Sebastián de la Obra, uno de los mayores expertos en su obra y, a menudo, un apasionado reivindicador del cómic, podría existir un itinerario que abarca desde el patio de los Naranjos, la Casa del Judío, en la plaza Jerónimo Paez, o el patio secreto, que lo sitúa en un lugar mágico del dédalo de callejuelas.

La profunda erudición de Sebastián de la Obra lo ha hecho imaginar una vuelta del personaje a Córdoba, un Corto Maltés ya maduro, que en la antesala de la Guerra Civil, se relaciona con la intelectualidad de la época. Imagina incluso que conoció a Federico García Lorca, a la Argentinita y a Julio Romero de Torres. Es un proyecto en fase larvaria, pero que de ser aceptado por los herederos de Hugo Pratt, permitiría cerrar el círculo de la relación de Corto Maltés con la ciudad de Córdoba.

De madre gitana de Sevilla, Corto Maltés dio sus primeros pasos en Córdoba. Y para epílogo, una bellísima anécdota: y es que otra mujer gitana, conocida de su madre, le pidió leerle la mano, descubriendo que carecía de la línea de la fortuna. Por eso, más tarde, ya de mayor, abriría esa línea con su navaja. Lo que sí consiguió fue la inmortalidad entre millones de lectores de todo el mundo.

 

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