Los organizadores montaron la "rave" en apenas unas horas y casi con la misma rapidez han desmontado escenarios, puestos... y esta explanada ha enmudecido tras seis días de festival. Hasta el diario británico Guardian se ha hecho eco de este festival
Se acabó la "fiesta ilegal" en La Peza, Granada, y las afueras del pueblo vuelven a ser lo que eran. Los organizadores montaron la "rave" en apenas unas horas y casi con la misma rapidez han desmontado escenarios, puestos... y esta explanada ha enmudecido tras seis días de festival. Hasta el diario británico Guardian se ha hecho eco del Festival ilegal en La Peza. En esos 6 días ha pasado por "la rave" mucha más gente que habitantes tiene el pueblo: en La Peza no llegan a los 1.200 vecinos y la fiesta ha congregado a más de 4.000. El municipio recupera su rutina.
Para las personas que viven en La Peza ha sido una sorpresa como ha transcurrido esta fiesta, tanto para las que han participado como para las que no se han estado en ella. Para su alcalde las incidencias han sido menores, casi todas en el tráfico, mientras que la repercusión mediática ha sido internacional.
Para el Ayuntamiento de La Peza fue una sorpresa descubrir cómo un terreno municipal de 20 hectáreas albergaba de la noche a la mañana hasta seis escenarios, zonas de camping y tiendas. Los controles de Guardia Civil se van a mantener hasta que todos los asistentes hayan abandonado el lugar. El Instituto Armado ha detenido a tres personas por tráfico de drogas y otra más por resistencia a la autoridad.
La Peza (Granada) ha sido durante seis días el escenario de una fiesta "rave", una "modernidad" que gran parte de los cerca de 1.200 vecinos no sabría definir pero que ha convertido este pueblo en algo muy parecido a una fortaleza blindada por agentes para evitar que la convocatoria ilegal sea eterna.
Igual que empieza, se acaba. Así se resume la rocambolesca historia que ha convertido a La Peza, un pueblo casi escondido entre espacios naturales y una carretera serpenteante, en el escenario de una fiesta internacional, con más participantes que vecinos, y un "chunda chunda" poco parecido a la música tradicional, hasta que este miércoles han comenzado a marcharse.
Las primeras furgonetas que cogieron el desvío de la autovía A-92 y cruzaron el pueblo parecían dirigirse al área de autocaravanas con vistas al embalse, porque cómo iba a pensar su alcalde, Fernando Álvarez, que alguien le había echado el ojo a unos terrenos públicos para convertirlos en el escenario desde el que despedir el año.
"Fue todo una sorpresa que ahora parece que acaba", ha explicado a EFE Álvarez, que confía en reconquistar la normalidad que perdió hace casi una semana para analizar daños y empezar a escribir una historia más tranquila.
De la noche a la mañana, el alcalde siguió el eco de una música que le condujo hasta unos terrenos municipales donde descubrió que lo que un día antes era campo, con sus 20 hectáreas recién plantadas de cebada, se había convertido en un recinto festivalero en toda regla con cinco escenarios, servicios y zona de acampada.
Denunció entonces la "ocupación" del terreno público por esta fiesta ilegal ante la Guardia Civil, que activó un dispositivo especial que se ha saldado de momento con cuatro detenidos, varias sanciones y mucho control.
"El perro me marca porque llevaba droga, pero ya no me queda", explicaba este miércoles uno de los participantes de la "rave", un catalán con el nuevo destino apuntando hacia Almería, en uno de los tres controles que hay que superar para entrar o salir de esta fiesta.
"Parece que han decidido de manera unilateral, como hicieron para comenzar la fiesta, que se acaba. Toca esperar a que todos se marchen para hacer balance", ha añadido un alcalde preocupado por los daños ambientales y la limpieza de la zona.
Sobre el terreno, y pese al atasco de coches, furgonetas, camiones y caravanas que intentan dejar atrás La Peza, siguen luciendo vehículos aparcados, tiendas de montaña y mesas de gente charlando y comiendo al ritmo que marcan altavoces que ya no son lo que fueron.
"Puedes dejar el coche aquí, detrás de esos camiones, y atravesar la montaña", apuntaba una italiana afanada en recoger sus cosas mientras los accesos a la fiesta son un ir y venir de italianos, franceses y alemanes, de catalanes y gallegos, "de gente de aquí y de allá".
Como organizadores, los responsables de la "rave" superan el sobresaliente, una notaza ganada a pulso por montar y desmontar escenarios, iluminación y toda la infraestructura de cualquier gran festival pero en poco más de un par de horas.
Los participantes, que han llegado a ser más de 4.000, se encargan también de recoger y apilar basura para mantener el privilegiado entorno casi como estaba cuando llegaron.
"Parece que los organizadores han contratado un contenedor industrial en el que depositar toda la basura, pero de momento no está. Cuando se complete el desalojo veremos, han hecho incluso un camino de acceso a la zona de los escenarios", ha añadido el alcalde.
Adentrarse en el epicentro de esta fiesta "rave" deja antes un paisaje de coches estacionados en cualquier curva, porque hasta el más mínimo arcén se ha convertido estos días en aparcamiento improvisado; incluso el camino para Los Baños de Graena, colapsado por una especie de "tetris" de coches y camiones.
Agentes del Seprona, de Seguridad Ciudadana y de Tráfico, han rodeado los accesos como el que sitia al enemigo, un control que ha dejado "sin gasolina, de la real y de las otras", a unos participantes que han decidido acabar la fiesta. Fuentes de la Guardia Civil han confirmado que los organizadores han cortado la música y han acelerado la recogida. Y así, "con suerte" según ha confiado el alcalde, La Peza se despide de esta "rave" tan rural como ilegal y espera que los participantes se vayan con su música a otra parte.
La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha denunciado este jueves que la fiesta rave ilegal celebrada en La Peza (Granada), cuyo desalojo paulatino continúa este jueves, está dejando comarcas "sin apenas vigilancia" por parte del instituto armado.
La asociación ha indicado en un comunicado que la falta de personal está quedando expuesta ante esta fiesta no autorizada, dado que en ocasiones solo hay disponible una patrulla para localidades enteras, los agentes tienen que desplazarse casi una hora y se están detrayendo componentes de la Agrupación de Tráfico.
Según la AUGC, la fiesta celebrada sin autorización en un terreno de titularidad municipal está evidenciando la necesidad de guardias civiles, puesto que los agentes disponibles están teniendo que "emplearse a fondo" para controlar y vigilar los accesos y las incidencias que surgen.