Este joven granadino luchador antifranquista fue sometido a un tortuoso interrogatorio en el cuartel de la Guardia Civil de Reus donde le hicieron ingerir ácido sulfúrico que le provocó la muerte días después en el hospital sin que su familia fuera informada de nada.
Los restos del militante antifranquista Cipriano Martos, fallecido en 1973 tras ser sometido a un interrogatorio con torturas en el cuartel de la Guardia Civil de Reus (Tarragona), ya reposan junto a los de sus padres, en el cementerio granadino de Huétor-Tájar, su tierra de origen.
Cincuenta años después de su muerte, silenciada entonces por el régimen franquista, la familia ha recuperado los restos exhumados por la Generalitat de Cataluña, que se ha encargado de trasladarlos a Huétor-Tájar.
Un cortejo fúnebre de más de 200 personas ha acompañado el féretro con los huesos, cubierto con una bandera roja y otra republicana, desde la Casa de la Cultura del municipio hasta el cementerio, donde los cinco hermanos de Cipriano -Antonio, Juan José, Manuel, Carmen y Paqui- han depositado los restos en la tumba donde yacen sus padres. "Es quizá el momento más emocionante de nuestra vida. Mis padres sufrieron el resto de sus días por no haber podido ni siquiera despedirse de Cipriano. Nadie nos avisó de su detención, nadie nos llamó para contarnos que lo habían tenido que enviar al hospital por las torturas. Quisieron tapar el caso. Ahora, por fin, mi hermano descansa junto a sus padres", ha explicado Antonio Martos.
La Generalitat inició el pasado otoño los trabajos de exhumación en una fosa del cementerio de Reus y, en enero, anunció el hallazgo de un cuerpo compatible con la descripción física de la víctima. Las pruebas genéticas confirmaron que los restos correspondían a Cipriano Martos, un militante del PCE y del FRAP, originario de Andalucía, que a finales de los años sesenta emigró a Cataluña y se sumó a la lucha antifranquista, hasta que fue detenido y torturado en el verano de 1973 en Reus, donde falleció tras 21 días de agonía en el hospital por la ingesta de ácido sulfúrico durante un interrogatorio.
Por iniciativa de su hermano Antonio, el caso fue incluido en 2014 en la macroquerella por crímenes del franquismo ante la justicia argentina y, actualmente, sigue abierta su instrucción.
Junto a los huesos de Cipriano Martos, los arqueólogos desenterraron la camisa que llevaba puesta cuando fue arrojado en secreto a la fosa de Reus, una prenda blanca de tergal, que la Generalitat también ha entregado a la familia y que lleva la marca del sufrimiento de la víctima: está rasgada, hecha jirones, y la tela conserva aún unas espeluznantes manchas de sangre.
Antes de la inhumación, la Casa de la Cultura de Huétor-Tájar ha acogido una ceremonia de homenaje a Cipriano Martos, donde ha estado el periodista Roger Mateos, autor del libro 'Caso Cipriano Martos', que reconstruye las circunstancias de su muerte. El acto ha estado conducido por el cantaor e investigador Juan Pinilla.