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España se queda sin medalla en dobles y París sin Nadal

Fue un adiós que se vio venir casi desde el principio del partido ante los estadounidenses Austin Krajicek y Rajeev Ram, dos doblistas más que consolidados. Los norteamericanos ganaron por 6-2 y 6-4, en una hora y 38 minutos.

CANAL SUR MEDIA 1 agosto 2024

El tenis español se quedó sin dobles masculino. Y París, sin Rafael Nadal, despedido con honores de la pista Phillipe Chatrier por un público siempre entregado y que termina por asumir el final al que se ve abocado, superado por el tiempo, condicionado por la salud, el hombre más relevante en la competición de la que hacen gala, Roland Garros, que junto al que está llamado a ser su sucesor, Carlos Alcaraz, cerró su aventura en París 2024.

Fue un adiós que se vio venir casi desde el principio del partido ante los estadounidenses Austin Krajicek y Rajeev Ram, dos doblistas más que consolidados que impidieron el trasvase de los españoles a las semifinales, a la carrera por el podio. Los norteamericanos ganaron por 6-2 y 6-4, en una hora y 38 minutos.

Un sentido abrazo en la red entre el balear y el murciano, los protagonistas que la ilusión olímpica que ha abanderado a todo un país y el clamor de una grada que intentó todo lo que pudo que no llegara el final, estableció el epílogo del equipo español. Despertó del sueño. Se fue Nadal.

Un quiero y no puedo de 'Nadalcaraz' que fue siempre contracorriente. Un intento vano o insuficiente de rentabilizar y de trasladar las virtudes de uno y otro, brillantes por separado, en la competición de parejas en la que no están acostumbrados a participar. Alcaraz, que no ha disputado torneo alguno de dobles en lo que va de 2024, saltó a la pista con noventa minutos de carga extra en sus piernas. Dos horas antes había tenido que lidiar con el ruso Roman Safiullin el pase de octavos a cuartos en individual.

Nadal ya tenía la mente y el cuerpo metidos de lleno en el dobles después del duro varapalo en singles, superado con una rotundidad sospechada por Novak Djokovic. Una derrota dolorosa dos días atrás que digirió como pudo pero sin efecto sobre la pista en el duelo de octavos contra los neerlandeses.

Y es que para el balear el dobles era más que un gran desafío. La oportunidad última de salir de unos Juegos con un metal al cuello, con un logro más que apuntalar un historial impecable, exitoso. Le faltó rodaje a Nadal. En individual y por parejas. Más allá de la ilusión. Una oportunidad que quiso darse y que siempre mereció. Una medalla posible. La más deseada.
Tiró del carro lo que pudo el ganador de veintidós Grand Slam. Pero no fue el momento de Alcaraz desgastado en parte por su partido anterior y aún sin asimilar bien los automatismos del dobles. Ocurrió también en la primera ronda, ante el equipo argentino. Mejoró frente a Países Bajos. Pero no tuvo continuidad el avance contra Ram y Krajicek.

Pero los estadounidenses van más allá. Son cosa seria. No se trata de un par esporádico unido para los Juegos. Es un equipo veterano, consolidado, sin concesiones; con la medalla como objetivo claro para su país.

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