Estados Unidos ha sufrido a lo largo de su historia atentados contra presidentes o candidatos presidenciales. Vamos a recordar sólo los de los últimos cien años. El más famoso fue el de John Fitzgerald Kennedy en 1963.
Un disparo acabó con su vida en Dallas y el mundo se paralizó. Cinco años después, su hermano Robert, senador, corrió la misma suerte durante un mitin en un hotel de Los Ángeles.
En 1975, el presidente Gerald Ford sufrió nada menos que dos atentados, a los que sobrevivió, lo mismo que lo hizo Ronald Reagan en 1981 cuando salia de un hotel en Washington.