Se cumplen 55 años de la muerte de Tom Simpson, fulminado por una mezcla de anfetaminas, alcohol y el terrible esfuerzo.
Fue mala suerte pero su fallecimiento dio origen a los controles antidoping en el Tour.
E Tout de Francia volverá a subir al mítico Granon, 36 años después. Aquel día de 1987 ganó Eduardo Chozas. Pero el Tour recuerda otra subida, mucho más trágica. Se cumplen 55 años de la muerte de Tom Simpson subiendo el Mont Ventoux.
En 1935 el Tour se cobró su primer tributo de sangre: en las rampas del Galibier se dejó la vida y los sueños el español Francisco Cepeda. En 1995, Fabio Casartelli tuvo una caída mortal en los Pirineos. Pero si hubo una muerte trascendente en la carrera francesa, fue la del inglés Tom Simpson. El 13 de julio de 1967, Simpson, campeón del Mundo en 1963, perdió la vida subiendo el Mont Ventoux. A dos kilómetros de la meta empezó a cabecear y cayó desplomado para no levantarse jamás. La autopsia reveló que había tomado anfetaminas y alcohol.
En aquel tiempo los ciclistas no podían recibir bebidas desde los coches, por lo que se las ingeniaban para arramblar con lo que podían en los bares de la carretera. A Simpson un compañero le ofreció por error una botella de coñac. El esfuerzo tremendo de la subida y la mezcla explosiva de la bebida y las anfetaminas le estallaron de forma fulminante en el pecho. Un año más tarde, como consecuencia de la muerte de Tom Simpson, el Tour estableció los primeros controles antidopaje.