Según los expertos, el hecho de que una persona se oriente mejor que otra en un determinado contexto puede atribuirse a una combinación de factores que incluyen la experiencia temprana, el entorno en el que crecieron, el género y la práctica constante. “Además del sexo y la edad, se sabe que la experiencia previa con el entorno y el uso de claves ambientales (como la posición del sol) influyen en la capacidad de orientación de los seres humanos”, señalan investigadores del Instituto Max Planck (Alemania).