En Cazalla de la Sierra ha montado un proyecto gastronómico y cultural en la finca de su madre
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David tiene 50 años y es natural de Cazalla de la Sierra, Sevilla, pero siempre fue un chaval inquieto que quería conocer mundo.
Con apenas 18 años, se marcha del pueblo y va encadenando trabajos de camarero durante 19 años en Sevilla, Madrid, Barcelona y Almería.
Un día se da cuenta que su vida en la ciudad no es vida. Lleva casi dos décadas sin parar, con horarios de trabajo interminables y con mucho estrés.
Así que lo deja todo y decide volver a Cazalla de la Sierra. Allí conoce a su mujer y emprenden un proyecto gastronómico y cultural en la finca que perteneció a su madre, que estaba hasta ese momento abandonada. Esta idea emprendedora es un homenaje a ella, a sus raíces.
Agustina, como se llamaba su madre, falleció siendo muy joven en un accidente de tráfico. En la finca de Agustina, con su propio huerto y con sus gallinas ofrecen servicios de cocina km 0 para eventos en diversos lugares tanto dentro como fuera de España.