El 9 de Noviembre
de 1989 fue un día que quedó señalado en
la historia. Ese día el Secretario de Agitación y Propaganda
del Partido Socialista Unificado de la RDA, Günter Schabowski
anunció oficialmente que, a partir de la medianoche, los alemanes
del Este podrían cruzar cualquiera de las fronteras de Alemania
Democrática (RDA), incluido el Muro de Berlín, sin necesidad
de contar con permisos especiales.
De inmediato se corrió la voz en ambas partes de Berlín
y mucho antes de la medianoche miles de habitantes ilusionados
se habían congregado a ambos lados del muro. Ya que la
nueva regulación fue dada a conocer antes de tiempo y no
se informó a los guardias fronterizos, la situación
fue inicialmente un completo caos. Para aliviar la creciente presión
de las masas, los guardias del paso de Bornholmer Strasse dejaron
pasar a los primeros ciudadanos de la RDA hacia Berlín Occidental
Era lo que muchos berlineses llevaban décadas esperando
y, a pie o en automóvil, comenzaron a pasar sin mayor dificultad
por los puestos de control. Abundaron las escenas llenas de emoción:
abrazos de familiares y amigos que habían estado separados
por mucho tiempo, crisis de llanto, rostros incrédulos
y brindis con champán.
Muchos de los visitantes se dirigieron a los barrios elegantes
de Berlín Occidental para celebrar su recién adquirida
libertad mientras que miles de berlineses prefirieron escalar
el muro y, en muchos casos, armados de cuerdas, picos y cinceles,
comenzaron a hacer realidad su sueño de muchos años,
el derrumbamiento del muro de Berlín. Ni Alemania ni
Europa volvieron a ser las mismas.
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