Considerado uno de los mejores del mundo, este joven está muy cotizado entre grandes marcas comerciales que se lo rifan por su destreza.
Es especialmente demandado para rodajes, donde se busca reducir al mínimo las tomas falsas para poder ahorrar en tiempo y dinero.
Iván Merino es un joven de Jimena de la Frontera (Cádiz) y además el nombre de su empresa. Su destreza como piloto de drones acrobáticos ha hecho que las grandes marcas prácticamente "se lo rifen" para sus promociones. Tiene la agenda laboral repleta y por todo el mundo.
Volar a la carrera pasó de hobby a profesión al colocar cámara en su dron. Se le abrieron puertas que ni imaginó, pero claro, las grandes marcas empezaron a hacer cola con encargos cuando vieron su exquisita precisión con el mando, fundamental en rodajes, donde el balance de tomas falsas solo puede acercarse a cero.
En un segundo se pone de cero a ciento ochenta kilómetros, con autonomía de poco más de un minuto para hacer virguerías que le han llevado por todo el mundo y con temáticas de lo más variadas. Como él dice, los drones son un mundo laboral en auge, pero... hay que ser el mejor"