El impuesto de patrimonio sólo existe en tres países europeos: uno de ellos es Noruega, que tiene una parte de pago a Hacienda y otra a los ayuntamientos (equivalente al IBI español). Otro es Suiza, donde este impuesto se tributa con diferencias entre cada uno de los cantones que forman el país. Lo mismo sucede en España, donde también existe este impuesto.
Las comunidades, que tienen transferida esta competencia fiscal, cuentan con reglamentos distintos para regular el impuesto de patrimonio. Los mínimos exentos y las bonificaciones cambian según en qué autonomía tributemos. Solo en dos, Andalucía y Madrid, no se paga este impuesto.