HISTORIA
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La "saca" del caballo marismeño, una tradición regulada en 1504 que nació en Al-Ándalus

Domingo Muñoz Bort es uno de los historiadores que ha profundizado en esta costumbre almonteña y en la importancia de la raza equina autóctona de Doñana a lo largo de los siglos. 

CANAL SUR MEDIA 26 junio 2024

La Saca de las Yeguas es una de las tradiciones más longevas del municipio de Almonte. Por la festividad de San Juan, los yegüerizos se adentran en las marismas de Doñana para agrupar al ganado. Recorren enclaves naturales del espacio protegido tan emblemáticos como Marismillas, Matasgordas o Las Mogeas. Una vez reunidos los equinos en las playas del Rocío, el 26 de junio las tropas son trasladadas, desfilando por la mañana frente al Santuario de la Virgen del Rocío. Tanto el ganado como los yegüerizos reciben la bendición del capellán de la ermita. 

Y desde allí emprenden el camino hacia Almonte, haciendo sesteo a pocos kilómetros de la localidad para hacer la entrada en sus calles al atardecer. Serán guiadas después hacia el recinto ganadero, donde  permanecerán varios días, realizándose varias faenas, como el herrado y marcaje a los potros y la tuza (corte de crines), para su posterior venta. Todo ello coincide con la celebración de la feria local, dedicada a San Pedro, que, en su origen, estuvo motivada por la venta de ganado allá por el año 1873. 

La llamada Saca de las Yeguas es una tradición centenaria que fue regulada en 1504 por una ordenanza del Duque de Medina Sidonia. Pero ya existía la presencia de esta estirpe marismeña desde las invasiones de los distintos pueblos y culturas que se asentaron en torno al Lago Ligustinus, como los  tartessos o los romanos. Durante el imperio romano, los caballos hispanos eran requeridos para las carreras de carros circenses,  provenientes de las provincias de la Bética y Lusitania. 

No será hasta el siglo X, bajo el dominio musulmán, cuando los  cronistas, historiadores y viajeros del Al-Andalus nos hablen de la cría caballar en la Al-Mad’in (marismas), en la desembocadura del  Guadalquivir. Se hacían las cubriciones de las yeguas y el cruce de la raza española y africana por disposición del Almanzor. 

Ya hay textos árabes que hacen las primeras referencias al concepto de "saca" y que narran como las yeguas y potros de las Marismas del Guadalquivir llegaban cada año a finales de junio al palacio de Medina Azahara (Córdoba), causando admiración entre los caudillos árabes. 

El aprovechamiento del ganado marismeño con fines agrícolas y militares se fue sucediendo a lo largo de la historia, bajo la ardua tarea de la figura del yegüerizo. La raza equina marismeña tiene gran importancia en el equilibrio ecológico de una de las áreas protegidas  más importantes de Europa. 

El traslado del ganado desde las marismas hacia otras tierras es un hábito que se remonta a la época musulmana, cuando se llevaba a tierras cordobesas para su uso militar. Pero fue en 1.504 cuando se reguló en Almonte una costumbre de la Edad Media.

Domingo Muñoz Bort es uno de los historiadores que ha profundizado en esa importancia del equino marismeño a lo largo de los siglos, hasta el punto que ya se hacía referencia a esta estirpe en la época tartésica, despertó interés también en la romana y tuvo relevancia, incluso en el viaje de Cristóbal Colón hacia las Américas. 

Pero fue en 1504 cuando la Ordenanza del Duque de Medina Sidonia hizo oficial una costumbre ya establecida quizás desde el medievo, para que el ganado se moviese hasta Almonte, con un doble fin: la celebración de una feria de ganado y para la trilla, en la que las yeguas funcionaban de molinos

Pasados los siglos, Almonte se proclama como heredera universal de esta tradición ancestral, defendida entre otros por la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Marismeño que preside Diego Díaz. Una asociación que trabaja también por mantener y mejorar la raza. 

 

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