Los vecinos de los pueblos arrasados por la DANA siguen trabajando entre barro y enseres destrozados. Agotados pero agradecidos también por la ayuda de muchos voluntarios llegados de toda España.
Seis días después de la tragedia, los vecinos de los municipios arrasados por la DANA siguen conviviendo con la destrucción más absoluta. El dolor y la indignación siguen estando presentes. Los equipos de rescate trabajan sin descanso pero se encuentran con muchas dificultades. Desolación. Angustia. Y desesperación. Son los sentimientos con los que se despierta Valencia seis días después de que se iniciara la mayor tragedia del siglo. Las tareas de búsqueda de desaparecidos y posibles víctimas continúa día y noche, tanto en los sótanos de viviendas, como en los alrededores.
El Gobierno y la Generalitat han pedido a la población que se acoja al teletrabajo, pero muchos han tenido que incorporarse a sus puestos. A pesar de los trabajos para restablecer las comunicaciones, hoy se registraban importantes atascos en las principales carreteras de acceso, donde se han llevado a cabo cortes para facilitar la llegada de ayuda y efectivos.
Los días pasan y los vecinos y vecinas de las zonas afectadas no ven la luz. En Valencia hay cansancio e incluso frustración entre los vecinos que no paran de trabajar para intentar limpiar sus calles y recuperar un mínimo de normalidad en sus vidas. Pero también la solidaridad se ha apoderado de esas calles de los municipios arrasados con la llegada de cientos de personas que quieren ayudar.
Escuchar los testimonios de unos y otros es fundamental para entender la dimensión humana de la tragedia. Testimonios de quien limpia barro una vez y otra sin conseguir despejar las viviendas afectadas. Palabras entre llanto de quien agradece la ayuda de voluntarios llegados desde muchos puntos de España.
O el enfado de quien reclama la necesidad de más ayuda e incluso de alimentos. Palabras también sobre los peores recuerdos de aquellos momentos en los que el agua y el barro se lo llevó todo por delante. Hay más de 200 fallecidos y un número enorme de personas todavía por determinar con sus casas y sus enseres perdidos.