La clave para empezar a poner nuestros límites es tener tus prioridades claras, ya que si no lo haces terminas haciendo tu vida según las prioridades de otras personas.
Más noticias y novedades en la web de Canal Fiesta Radio.
"Es que, si no lo hago, mi pareja se va a mosquear. Ufff Tengo que ir y no me apetece pero así me ahorro la mala cara que me va a poner porque a mi amiga...".
Cuántas veces nos hemos visto a nosotros mismos formulándonos preguntas como éstas ¿Por qué se nos hace tan cuesta arriba y nos sentimos mal si no hacemos lo que los demás esperan que hagamos? ¿Soy una persona egoísta si aprendo a marcar límites? ¿Por qué me siento culpable si atiendo primero mis propias necesidades? Todas estas dudas nos las suelen suelen ser consecuencia de la educación que hemos recibido.
Y la clave para empezar a poner nuestros límites es tener tus prioridades claras, ya que si no lo haces terminas haciendo tu vida según las prioridades de otras personas, sean padres, parejas, hermanos, jefes, compañeros, etc. Así que primero párate y encuentra tus prioridades.
Por otro lado ten en cuenta que lo mismo que vas a encontrar personas encantadoras que nunca van a sobrepasar ningún límite, y vuestra relación fluirá fácil, es inevitable que topes con gente que es abusadora, maltratadora, narcisista, manipuladora que van por la vida sangrando a los demás, generando relaciones parasitarias.
Y si no marcas límites para protegerte, estás perdido. Y cuando lo hagas, por lo general no va a gustar, ya que hay quien pierde el chollo que eras. En nuestra cultura social, la culpa y el sacrificio están muy integrados. Y se usa la culpa como el mejor chantaje. Piensa que si alguien te hace sentir culpable, es un indicador muy claro de que esa persona no tiene una relación sana contigo.
La culpa ha de quedar fuera. Lo anecdótico es que la persona egoísta hace sentir egoísta a la persona que no lo es cuando no se cumplen sus deseos. Cuesta aceptar que tu madre, tu pareja, tu hijo, que tu amigo de toda la vida etc. Te esté manipulando. Suele presentarse una especie de síndrome de Estocolmo y sueles pensar, bueno, es cosa mía seré yo que soy tiquismikis; y no, vamos a plantear unas bases para saber poner luces rojas: Lo primero es priorizarte y sentirte merecedor de que puedes poner esos límites. Autorrespeto por todo lo que es tuyo. Autocuidado, que es tener en cuenta tus necesidades.
Autoprotegerte, y no ir a pecho descubierto siempre. Asertividad proporcional, con comunicación que a veces tiene que ser clara y contundente. Pongámonos en la situación de que hemos marcado los límites cuando nunca antes lo habíamos hecho.
¿Cómo piensa que puede reaccionar en nuestro entorno? Pues mal, porque están acostumbrados a algo y de repente se les acaba el chollo.
Entonces va a ir mal. Por eso, a menudo, hay que renovar la agenda, porque tú has hecho amistades con una autoestima baja , con un estilo más bien sumiso Normalmente como reaccionan es mal, culpabilizándote, a veces haciéndose a víctima, a veces aflojan para luego tirar... Pero suelen reaccionar mal porque se les acaba el chollo y la culpa es tuya. Pero vamos, insisto, no hay que dejar de hacerlo.