Son los llamados inmigrantes de segunda generación. Son jóvenes, algunos brillantes, que han aprovechado las oportunidades que les dieron sus padres al traerles aquí.
Los conocemos en Los Reporteros.
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Hace ya más de dos décadas, el paisaje social del poniente almeriense comenzó a transformarse con la llegada de migrantes. Un cambio del que queremos hablarles desde otra mirada. La de los hijos de quienes se asentaron en Andalucía, acabaron echando raíces y se esforzaron por superarse. Hoy nos cuentan cómo ha sido esa aventura: la de invertir su destino.
Un equipo de Los Reporteros ha ido a la Universidad de Almería para conocer la historia de algunos de sus estudiantes. Todos tienen en común que son hijos de inmigrantes. Sus padres llegaron aquí hace décadas para trabajar en los invernaderos y buscar una vida mejor para ellos y sus familias. Un sueño que están logrando sus hijos.
Hablan con acento andaluz. Son españoles pero los rasgos, el color de la piel o los apellidos revelan el origen de sus familias. Han crecido entre dos culturas, la heredada de sus padres y la que han recibido en la calle y en la escuela.
Conocemos a Florina, que nació en Rumanía y tiene 22 años. Solo tenía cinco cuando su familia decidió emigrar a Almería. Es graduada en Educación Social: "Recuerdo los primeros días y los primeros meses duros, la verdad. Duros, porque era una niña y yo solo quería jugar y mis compañeras intentaban hacer el esfuerzo de explicarme los juegos a los que ellas jugaban PP pero yo no entendía nada". "Yo no sabía hablar muy bien español pero yo me memorizaba los ejercicios y en clase, cuando la profesora preguntaba, yo lo decía de memoria".
Es una alumna brillante que siempre ha conseguido estudiar con beca. Para su familia era un esfuerzo económico tener que comprar los libros, no de una persona, sino de cuatro. "Es muy complicado con un salario, con el salario de mi madre que trabaja en el invernadero". "Ahora mismo estoy estudiando un Master en migraciones. En la ESO tuve matrícula de honor, y en el grado de Educación Social en la Universidad sí me dieron el premio extraordinario al mejor expediente académico"
María Isabel Sangare, estudiante de Enfermería, cuenta que "siempre he intentado sacar buenas notas para adquirir becas y ayudarlos lo máximo posible para poder pagar la matrícula y que no suponga un gasto extra a mis padres, ya que suficiente tienen intentando ayudar a la familia que está en Costa de Marfil". Estudia primero de enfermería y desde pequeña tenía claro que quería hacer medicina. El próximo curso Almería tendrá ya Facultad de Medicina. María Isabel cambiará de carrera para intentar convertirse en una de las primeras pediatras que salgan de sus aulas. "Nosotros que hemos nacido aquí, hemos tenido acceso a la educación aquí, lo hemos tenido más fácil y para mí es algo que tenemos que aprovechar".
Mohamed El Aqly dejó Marruecos con 7 años, cuando su padre consiguió la reagrupación familiar. Ha crecido en El Ejido y ejerce como abogado desde hace tres años. Se ha especializado en Derecho de Extranjería. "Mi padre ha sido muy valiente porque cruzar una frontera a través del mar en una patera no es nada fácil. Son personas luchadoras que siempre lo dan todo por sus hijos y la verdad es que agradezco que tener unos padres como ellos". Ellos no han tenido la oportunidad de estudiar.
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Francisco Checa, catedrático de Antropología Social de la UAL, reconoce que sus mejores estudiantes "son los de origen extranjero: rumanos, latinoamericanos, marroquíes. En su conjunto son excelentes estudiantes, respetuosos, con unos valores de saber dónde están y lo que quieren y luchando por ser de los mejores. Son muy conscientes, ya se lo hacen saber sus padres, que como no sean de los mejores no van a tener oportunidad".
Francisco Checa pertenece al Laboratorio de Antropología Social y Cultural de la Universidad de Almería. Un grupo de investigación que lleva varias décadas estudiando el proceso migratorio en Andalucía. También han puesto sus mirada en la multiculturalidad y las segundas generaciones de inmigrantes. Un término con el que habitualmente denominamos a los hijos de quienes vienen a trabajar a nuestro país.
"El problema es que al llamar segunda generación de inmigrantes a un colectivo de personas ya lo estamos estigmatizando". Ellos no han migrado por lo que Checa entiende que "nuestra verdadera asignatura pendiente está en nosotros, en nuestra percepción hacia este tipo de personas que son tan nacionales como nosotros, que han venido sus padres y que ellos viven aquí y que son españoles, andaluces"
Agostinho Antonio Masal es graduado en Administración y Dirección de Empresas". Tiene 27 años y nació en Guinea Bissau "pero ha crecido aquí, en Almería, es futbolista profesional y universitario. "El fútbol era lo que más me gustaba y el estudiar era lo que más le gustaba a mi padre ¿no? Y yo digo esas dos cosas las tengo que compaginar. Cuando íbamos a jugar, sufríamos insultos literalmente, ¡mira los negros estos! Te insultaban por tu color de piel. Desde niño pequeño lo estás escuchando":
Tenía 9 años cuando llegó a España. Neto juega hoy en 2ªB con el Polideportivo El Ejido y forma parte del equipo Universitario Andaluz de Fútbol. Cuando se quita las botas, también es empresario. "Yo he emprendido porque digo las oportunidades si no te las dan las tienes que crear. Seguimos el camino de estudiar y desarrollar y ahora estamos formados, estamos preparados y queremos el hueco que nos pertenece en la sociedad como toda persona".
En el Coworking de El Ejido comparte espacio con otros emprendedores. Acaba de aprobar la última asignatura del grado de Administación y Dirección de Empresas y su proyecto recibió el premio del programa Jóvenes con ideas una iniciativa del Banco de Santander para promover el talento entre los universitarios. "Entras con una idea para salir con un proyecto. Yo entré con una idea que era Pangea International Services en el que era ofrecer servicios a empresas que quieran ir a África o quieran venir a Europa ¿no? Esas empresas que quieren hacer alguna transacción entre ambos continentes".
Neto ha unido así sus dos mundos, sus dos culturas. "¿De dónde me siento? yo soy inmigrante eternamente yo siempre digo, inmigrante eternamente. Porque yo, estoy aquí, por mi color de piel la gente sabe que, a ver no nos engañemos, tú vienes de África. Y luego, cuando llego allí y me ven, el olor o como te ven dicen, a ver tú aquí no has nacido. Tienes el color pero aquí, la mente y la forma de hablar no es de aquí. Tú vienes de arriba, tú vienes de Europa".
En el caso de Najma Fagrouch, Graduada en Trabajo Social, no es el color de piel sino su decisión de usar el hiyab lo que hace que no la identifiquen como española. Aunque el pañuelo no represente una nacionalidad sino una fe. "Es por amor a Dios, en primer lugar, y en segundo lugar, por la importancia de romper prejuicios y tabús y de decir esta soy yo y con el hiyab estoy estudiando y con el hiyab trabajo y con el hiyab soy española y sigo adelante. Es como para eso, que desde el primer momento se vea mi imagen y que atribuyan mujer musulmana a otras cosas de las que tienen en mente, que no soy la mujer sumisa, que no soy la mujer que está en casa, que se casa joven solo para tener hijos sino que el islam va más allá". Ha estudiado Trabajo Social y ahora realiza un Master de Migraciones y Mediación Intercultural. Su único contacto con Marruecos son las visitas en verano a la familia. Vino a España con sus padres con solo tres meses.
"Cuando me dice la pregunta ¿de dónde te sientes? ¿de dónde eres? Es complicada, es muy complicada y no puedo evitar como sentir escalofríos porque hace años te diría sin pensar marroquí. Pero no porque yo me sintiera marroquí sino porque la gente es la respuesta que quiere escuchar. En los papeles tengo la nacionalidad española y pero tampoco me siento de España. Aunque votes aquí, estudies aquí, trabajes aquí, pagues tus impuestos aquí, por un trozo de velo y por tus apellidos y tu nombre, nunca te van a reconocer de aquí. Es como que tampoco me puedo sentir de aquí. Entonces no sé, yo siempre he dicho que me siento del Mediterráneo, ese mundo inmenso. No soy de ningún sitio específico sino del Mediterráneo".
Mohamed El Aqly dice que para él "la integración está en el respeto. Yo puedo salir con amigos y no hay ningún problema. Yo soy musulmán, yo puedo ir a comer y no como jamón pero lo paso igual de maravilla con ellos".
Es lo que explica Checa, que "participan de ambas culturas, participan de ambos idiomas, de ambos proyectos y lo viven con toda naturalidad. Puedo ser al mismo tiempo tan marroquí como español o tan español como marroquí. Porque yo me puedo sentir español y andaluz al mismo tiempo, me puedo sentir granadino y europeo o de mi pueblo que se llama Lanteira y ciudadano del mundo. No tengo que ser algo solamente. No es posible".
María Isabel Sangare baila danza española desde que tenía ocho años y entró en el Conservatorio. "Desde que era pequeña me relacionado con gente de aquí, española y en la televisión siempre lo que veo es cultura española y tradición española". Lo que conserva del "país de mis padres" es el idioma, el djoula, y la religión musulmana. Ella tiene claro que se siente más española que de Costa de Marfil.
Florina compagina los estudios con el deporte. Tiene el título de Árbitra del baloncesto. "Mi plan de futuro es terminar el doctorado y quedarme aquí en España, trabajando. Ya tengo todo aquí, tengo mi familia, tengo mi pareja, tengo toda mi vida hecha aquí. Mis amigos, casi todos, por no decir todos, son españoles. Puntualmente tengo uno de dos amigos extranjeros, de procedencia marroquí o de mi país, pero casi todos son españoles".
Una de esas amigas es Najma quien "quería un trabajo social, algo que me acercara a las personas y que yo pudiera ser como un agente de cambio. Creo que la mediación intercultural es un lugar donde yo me puedo desarrollar bastante bien. Es como esa identidad un poquito que coge los dos mundos en uno".
"A nosotros nos han ayudado un montón y yo siento y quiero devolver eso a los demás", dice Florina Nacu. "Siento también que estoy como un poco en deuda, principalmente con España y con los demás, por todo lo que nos han dado a nosotros, a mí también me gustaría devolverlo, principalmente por eso. Me gusta ayudar, quiero ayudar y quiero hacerlo, se puede ayudar de muchas maneras, pero yo he elegido hacerlo a través de la educación".
Una generación de aquí y de allí. Son un termómetro también cuando hablamos de integración. Serán, médicos, abogados, maestros, policías, diputados… ciudadanos andaluces y españoles de una sociedad cada vez más diversa.