La Fundadora de la asociación Después del Suicidio explica que a las preguntas que los supervivientes se hacen, se les suma que la sociedad también se las repite.
Insta que los medios de comunicación sean "un canal de ayuda" contribuyendo a la prevención en lugar de evitar "por miedo" información sobre este asunto
La muerte, todo apunta que por suicidio, de la actriz Verónica Forqué, a los 66 años, ha sobrecogido a todos y pone sobre la mesa uno de los grandes problemas en salud mental y que en el programa Despierta Andalucía de Canal Sur TV hemos abordado con la psicóloga Cecilia Borràs. Fundadora de la asociación Después del Suicidio, ha explicado que desde hace 13 años es la primera causa de muerte no natural en nuestro país "y una gran tragedia para muchas familias que quedan gravemente afectadas".
Sobre el eterno debate de si deben o no abordarse en los medios de comunicación por el posible efecto llamada, ha recordado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a que "sean parte de la prevención" y ha apostado por que hagan pedagogía. "Un buen enfoque de una noticia, con las pautas del libro de estilo que da el Ministerio de Sanidad, con un buen abordaje, dando sobre todo opciones y recursos de ayuda para las personas que puedan estar en situación de vulnerabilidad, es un buen elemento de prevención", ha recalcado. Por ello, ha animado a los medios de comunicación a ser "un canal de ayuda" para las personas que pueden estar en una situación de crisis.
"La muerte por suicidio es multifactorial. Hay algo que lo precipita en un momento determinado, que suele ser una situación que la persona vive como irresoluble e indefinida y se le hace insoportable. Cuando se dan estas circunstancias, sean en el escenario que sean, hacen que la persona viva como mucha desesperanza y no encuentre otra alternativa", ha explicado sobre las razones que pueden precipitarlo.
En cuanto a la salud mental y la pandemia, ha dicho que la actual situación puede aumentar el riesgo. "Sobre todo, en aquellas personas que ya presentan una vulnerabilidad previa. La pandemia ha sido un duelo colectivo de perder muchas cosas que nos protegían, como la vida cotidiana y las relaciones familiares. Con estos cambios, que han venido de forma brusca, a veces la capacidad de adaptación ha sido dificultosa", ha reconocido.
Finalmente, ha subrayado que el 90% de las personas que mueren por suicidio había dado una señal previa, ya sea de forma verbal o no. "Suelen ser del tipo no puedo más, soy un estorbo, estaríais mejor sin mí, cualquier día hago una cosa... Esas señales se deben recoger y validar ese dolor porque son frases con un trasfondo de malestar y sufrimiento personal", ha avisado.
En España 11 personas se quitan la vida al día. En las familias quedan preguntas sin resolver, el inevitable "en qué he podido fallar", y un sentimiento de culpa doble. "Porque esas mismas preguntas se las hace la sociedad también", ha concluido la experta sobre unos de los duelos "más largo y duro" posibles.