Polonia recurre a cañones de agua y gases lacrimógenos para frenar la entrada de migrantes desde Bielorrusia
El grupo de voluntarios del SAMU ha salido de Gelves, Sevilla
Miles de migrantes llevan ocho días en la intemperie desde su llegada el 8 de noviembre a la frontera polaca, acompañados por las fuerzas de seguridad bielorrusas, según denuncian Varsovia y la UE, que acusan a Lukashenko de librar una "guerra híbrida" contra los Veintisiete para desestabilizar el club comunitario.
La situación es extrema y en las últimas horas un grupo de voluntarios del SAMU de Gelves, Sevilla, ha partido hacia la zona para ofrecer ayuda humanitaria.
El Gobierno polaco mantiene el estado de emergencia en los casi 200 municipios limítrofes con Bielorrusia desde el 2 de septiembre y prohíbe el acceso a periodistas y a los no residentes en la zona.
Desde comienzos de año, la Guardia de Fronteras polaca ha registrado más de 33.000 intentos irregulares de cruzar la frontera bielorrusa. Se espera que en unos seis meses se complete la construcción de una barrera fronteriza, dotada de vigilancia electrónica y presupuestada en unos 320 millones de euros.
Al menos once personas han fallecido en ambos lados de la frontera desde el inicio de la crisis migratoria. Las organizaciones humanitarias temen que, debido a las bajas temperaturas nocturnas y las precarias condiciones de los asentamientos de inmigrantes, esta cifra pueda aumentar.