Los cuerpos de cinco de los marineros del pesquero gaditano fueron enterrados en nichos sin nombre en el cementerio de Arrecife sin que nadie se lo comunicara a las familias, que durante medio siglo los habían dado por desaparecidos.
Tras las cinco exhumaciones y la toma de muestras de ADN, se ha logrado identificar a dos de los pescadores, naturales de Barbate.
En Los Reporteros les contamos con detalle esta sorprendente historia.
Los primeros restos de los marineros fallecidos en el hundimiento del pesquero gaditano Domenech de Varó, enterrados sin identificar, ya están con sus familiares. En Los Reporteros les contamos la historia de un naufragio resuelto más de 50 años después.
El protagonista es un pesquero con base en El Puerto de Santa María. Su hundimiento en la costa de Lanzarote causó la muerte de diez de sus doce tripulantes. A cinco de ellos les dieron enterramiento en la isla canaria, en nichos sin nombre, mientras sus familiares los han dado durante todo este tiempo por desaparecidos en el mar. Ahora, esas familias luchan por recuperar sus restos.
De los doce tripulantes del pesquero, dos sobrevivieron y dos desaparecieron en el mar; los cuerpos de los ocho restantes fueron arrojados a la playa. El estado en el que estaban dificultó su identificación, salvo para tres de ellos. Los demás fueron enterrados en nichos sin nombre en el cementerio de Arrecife sin que nadie se lo comunicara a las familias, que los dieron por desaparecidos.
El Domenech de Varó era un barco de arrastre, de 18 metros de eslora, construido en Alicante en los años cincuenta del pasado siglo. Los padres de José Manuel, Ana, Francis y María del Mar eran parte de los doce miembros de la tripulación. El mar era su vida y fue también la muerte para diez de ellos durante un naufragio que, a día de hoy, sigue lleno de incógnitas.
La primera parte de la historia comienza a principios de febrero de 1973, cuando el Domenech de Varó partió de su base, El Puerto de Santa María, en busca de los ricos caladeros del Sáhara Occidental. Tras una parada en Ceuta para repostar, siguió su ruta.
José Manga mantiene intactos los recuerdos de aquella madrugada del 6 de febrero en la que intentaron desviarse a la capital de Lanzarote para arreglar el motor del barco. José es el único de los dos supervivientes del naufragio que vive. El otro, Vicente, el patrón del barco, falleció en 2012. Uno a uno fueron desapareciendo los marineros, arrastrados por el agua, hasta que únicamente José quedó en el barco.
Salvo tres cadáveres identificados por el patrón y enterrados con su nombre en nichos del cementerio de Arrecife, el resto de los cuerpos habían desaparecido en el mar, según se comunicó a los supervivientes y a las familias de los fallecidos.
Las familias han contado con la ayuda de la Asociación Memoria Histórica Pesquera de Lanzarote para ir sabiendo la verdad de lo ocurrido. También ellos han creado una asociación, para sumar fuerzas y saber si sus padres son los que están en las tumbas sin identificar de Arrecife.
Tras las cinco exhumaciones y la toma de muestras de ADN, un laboratorio de Madrid ha conseguido identificar a dos de los pescadores, naturales de Barbate. La Junta de Andalucía, la Diputación de Cádiz, la Fundación Unicaja y el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda han aportado dinero para las exhumaciones.
Todos comenzaron esta lucha que aún no ha terminado. Quieren exhumar también a los tres marineros enterrados y supuestamente identificados, porque parece que tampoco esas identificaciones fueron correctas. Aseguran que no pararán hasta que no puedan cerrar esta amarga historia.