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El campo cambia de rumbo: el auge del agronegocio

En "Los Reporteros" nos acercamos a las causas que hay detrás de las protestas de los agricultores.

Los afectados nos hablan de la baja rentabilidad de los cultivos frente a los elevados costes de producción.

También de burocracia y de cómo el campo envejece.

Con esta situación, hay quien hace negocio: las grandes fortunas y los fondos de inversión se van quedado con la tierra.

CANAL SUR MEDIA 23 marzo 2024

Los agricultores continúan con las protestas en contra de la competencia desleal, la burocracia y la escasa rentabilidad. La crisis favorece la llegada de los fondos de inversión, grandes inversores con un modelo a gran escala.

En "Los Reporteros" nos queremos acercar a las causas que hay detrás de las tractoradas. Los afectados nos hablan de la baja rentabilidad de los cultivos frente a los elevados costes de producción. También de burocracia y de cómo el campo envejece. Con esta situación, hay quien hace negocio: las grandes fortunas y los fondos de inversión se van quedado con la tierra. El agronegocio a gran escala ha llegado al campo.

Y el campo se revuelve. La movilización agraria es incesante, 48 días consecutivos, sin tregua a la vista. El fragor de las tractoradas llega con sordina a las marismas del Guadalquivir, pero los ecos de la reivindicación recorren estos campos, donde encontramos agricultores atónitos y apesadumbrados. En muy poco tiempo, casi todo se les ha puesto en contra, como explica Juan Muñoz, presidente de la Comunidad de Regantes Marismas del Guadalquivir.

Aquí, como en otros muchos lugares, Las agriculturas familiares a pequeña escala tiene grandes dificultades para mantener un modo de vida viable y que sea atractivo para la gente joven. El campo andaluz es fértil, pero los hombres y mujeres que lo cultivan envejecen. Y son muy pocos los jóvenes que están dispuestos a tomar el relevo.

Y si el relevo generacional no está del todo asegurado, la venta de tierras empieza a ser una opción para los pequeños agricultores de edad avanzada. Llegado el caso y si la pensión no alcanzara, vender a punto de jubilarse es una manera de garantizarse un retiro digno.

El negocio agrario está cambiando de rumbo y el campo se parece cada día más a un inmenso un tablero financiero. Según el Instituto Nacional de Estadística, el año pasado se formalizaron en España casi 150.000 operaciones de compraventa de suelo rústico.

Por una finca que sea fértil, técnicamente avanzada y con un aporte de agua constante, el precio por hectárea ronda los 35.000 euros. Pero si se trata de una finca en plena producción de frutos tropicales, aguacate por ejemplo, el precio de venta por hectárea se dispara hasta los 120.000 euros. 

La compra masiva de miles de hectáreas de cultivo solo está al alcance de poderosos fondos de inversión. También apuestan fuerte las grandes fortunas familiares e incluso empresas tecnológicas sin ninguna vinculación con el mundo rural. Son los nuevos terratenientes, aunque no suelen pisar el suelo que compran. Lo normal es que arrienden la explotación agraria a un tercero que se encargará de gestionar la cosecha y de la contratación de la mano de obra. Se busca así una alta rentabilidad a muy corto plazo. Es el denominado agrobusiness, agronegocio, un modelo inasumible para los agricultores tradicionales.

Y que también provoca una degradación de las condiciones de trabajo. Una reciente investigación acaba de ponerlo de manifiesto. El periodista malagueño Sergio Rodrigo, coautor del documental "La Raya", no duda en establecer una clara correlación entre el agro-negocio a gran escala y la explotación laboral, especialmente en zonas transfronterizas donde es fácil el trasiego de trabajadores o allí donde la inmigración irregular es abundante.

Ocurre, por ejemplo en Portugal, en el Bajo Alentejo, frontera con Extremadura. En Andalucía, los episodios de explotación laboral son también frecuentes, particularmente allí donde hay mano de obra barata disponible.

El horizonte hacia el que se encamina la agricultura tradicional andaluza no está tan despejado como parece. Viejos problemas y nuevos desafíos amenazan la supervivencia del mundo rural tal y como lo hemos conocido hasta ahora. El momento es decisivo.

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