Un producto y una mujer pioneros; de las primeras empresas en solicitar una línea telefónica o en tener una fábrica formada principalmente por mujeres. Un producto que, debido a su durabilidad, podía llevarse en las diligencias de su época a cualquier ciudad de España. Los viajeros las compraban para el viaje y las llevaban a sus familias. Y rompió algunos esquemas de principios del siglo XX.
El culpable es un visionario que supo ver hace algún tiempo el potencial de esta humilde torta, y que, al igual que la fundadora, también ha roto muchos esquemas, en los principios de un siglo, un siglo después. Nos lo cuenta el propietario y presidente de Las Tortas Inés Rosales, Juan Moreno.
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