Un año de cierre total o intermitente se ha hecho insoportable para muchas empresas y autónomos. En Los Reporteros hemos querido poner cara y voz a las personas que hay detrás de ellos.
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En este último año hemos aprendido a hablar de ERTES y hasta de cierres definitivos. El covid lo ha puesto todo muy difícil a los negocios. En Los Reporteros hemos querido poner cara y voz a las personas que hay detrás de ellos.
Antonio ha decidido traspasar su restaurante. Son muchos los autónomos y pequeños empresarios que, como él, se sienten asfixiados tras un año que les ha dejado más pérdidas que ingresos. Calles donde se suceden las persianas bajadas y los carteles de se vende o se alquila son la evidencia de otra guerra que se libra fuera de los hospitales, sobrevivir a la crisis económica.
Antonio arrancó el negocio hace 30 años, junto a su mujer. Situado en pleno centro de Málaga, su pequeño local de comida rápida fue creciendo con la ciudad, con la apertura de los museos y el auge del turismo. Todo iba bien, hasta que llegó la pandemia.
Caravanas de autobuses han recorrido el centro de nuestras ciudades. Es la llamada de atención de un sector que, sin turismo y sin congresos, se ha quedado aparcado en las cocheras. Valentín Bravo regenta una empresa de autocares,
"Yo no sé cuándo vamos a trabajar, pero sí sé que cada día me vienen intereses de los préstamos que pedimos, me vienen recibos de la asesoría, de teléfonos, de electricidad, los impuestos de circulación.
Esta es su situación desde hace un año. Es una empresa familiar, fundada en los años 60 por el padre y el tío de Valentín. Hoy la dirigen él y sus 4 hermanos. Veinticinco de sus trabajadores fijos están acogidos a un ERTE y solo mantiene a 4 en activo ¿Cuándo se recuperará el turismo? ¿cuánto tiempo podrán resistir? En esa incertidumbre viven "nosotros no hemos hecho nada para que pase esto y lo peor es que no podemos hacer nada para evitarlo".
El taxi es el termómetro de la ciudad. Las limitación de horarios de la hostelería y el comercio, el teletrabajo, el cierre del ocio y las restricciones de movilidad han reducido sus clientes. David Toré es taxista en Málaga y nos cuenta "ayer salí a trabajar fui al aeropuerto e hice un solo servicio desde las 8 de la mañana hasta las 8:30 de la tarde. (…) estuve todo el día entero para hacer 19 €".
Como autónomo, David ha accedido a las ayudas por reducción de actividad. "Somos cinco en casa, mi mujer, mis tres niñas y yo, hipoteca y todos los gastos que conlleva el pago de la licencia, el pago del préstamo del taxi, etc. etc. Con 661 € te puedes imaginar lo que da". Ha recurrido también a un crédito ICO y a los préstamos para autónomos y pequeñas empresas que el Gobierno andaluz ha avalado través de GarantÍa.
Suzette es neoyorquina y desde hace 30 años está afincada en Málaga. Ha pasado de actuar en clubes o teatros, como el Cervantes, a tener que pedir una licencia para, por lo menos, poder cantar en la calle. "No puedes trabajar porque no se pueden crear eventos entonces ¿qué haces? Aparte de que sea tu pasión y te guste, es una profesión.(...) mi techo vale dinero, la comida que yo como y mi hijo y mi responsabilidades las tengo que cubrir y eso se hace con dinero".
Sin conciertos, no hay trabajo. Es la realidad de Javier, malagueño, autónomo y con 42 años de profesión a sus espaldas. "ahora me ha pillado de baja porque es imposible que un músico normal y corriente, como soy yo,(….) pueda estar todo el año dado de alta porque las cuotas son demasiado altas, con lo cual te pillan un traspié de estos y ya no tienes derecho prácticamente a nada".
Yolanda Ubago es propietaria de un comercio de ropa. "Estamos aquí en el atelier con toda la colección el ya del 2021, el 2020 se nos ha quedado totalmente sin salida ninguna, se han aplazado todas las bodas (….) unas perdidas increíbles.
Nosotros somos uno de los sectores más perjudicados porque pensar que lo nuestro es todo eventos y entonces, cuando no hay posibilidad de eventos, pues nos quedamos absolutamente sin ningún tipo de ingresos."
Bodas aplazadas y vestidos, ya pagados a los proveedores, se han quedado en los percheros porque las colecciones de novia, como toda la moda, cambia cada temporada. La crisis ha golpeado de lleno a este negocio que los padres de Yolanda abrieron en Granada hace 40 años. Ahora lo dirige ella junto a su marido. Sin la certeza de que va a pasar mañana, su negocio es ahora un barco a la deriva.