En los últimos cinco años las intervenciones de cirugía estética se han multiplicado un doscientos por ciento
Las operaciones para aumento mamario son las más demandadas
En Los Reporteros nos adentramos esta semana en esta realidad que cada día se impone más en la sociedad
El Ministerio de Sanidad ha emitido una orden para que únicamente sean los médicos con la especialidad de cirugía plástica los encargados de practicarlas. Se trata de acabar con el intrusismo y brindar la máxima seguridad a los pacientes que buscan mejorar su imagen pero a veces, también, se someten al dictado de la moda estética que marcan las redes.
Lo bello es lo contrario de lo feo, pero una definición tan simple no nos ayuda a resolver el interrogante: ¿Qué es la belleza y como podemos, o deberíamos, sentirnos atractivos? Durante milenios cada cultura o territorio ha propuesto su propio canon estético. Y todos fueron en algún momento, o durante mucho tiempo, influyentes; pero ninguno de ellos ha sido tan poderoso como el que impone las redes sociales en una avalancha constante de cuerpos y rostros perfectos. La estética es ahora un fin en si mismo y un negocio cada vez más próspero.
Cambios estéticos que muchos pacientes demandan para que su cuerpo o su rostro se ajuste al canon de belleza que proyectan las redes sociales. El problema es que las personas a las que muchos quieren parecerse son modelos ideales, imágenes retocadas y modificadas digitalmente. Irreales, en suma, y por tanto, inalcanzables. Cada vez son más los jóvenes dispuestos a pasar por el quirófano.
La legislación española prohíbe expresamente que los menores de 18 años se sometan a operaciones de cirugía estética, salvo que se trate de intervenciones reparadoras o reconstructivas de órganos o tejidos que presenten defectos o malformaciones.
Sin embargo, la mayoría de edad lo cambia todo, nos dice la doctora Rosario Graña. De hecho, que algunos padres regalen a sus hijos una operación de cirugía estética al cumplir los 18 años ha dejado de ser una leyenda urbana.
La cirugía estética no sólo entraña riesgos, sino que por lo general es muy cara. De ahí que muchos pacientes apuesten por la medicina estética, basada en tratamientos cosméticos poco o nada invasivos, generalmente toxinas inyectables. No hay que pasar por el quirófano y el desembolso es menor.
Según un reciente estudio, la mitad de la población se ha sometido al menos una vez a un tratamiento de este tipo, aunque a ciertas edades, reconoce el Presidente de la Sociedad Española de Medicina Estética, no suele ser estrictamente necesario.
Por un motivo o por otro, el negocio no deja de crecer. Solo el año pasado se inauguraron en España 400 nuevos centros sanitarios con una consulta estética incorporada. Lo que significa que a día de hoy existen unos 7000 establecimientos de este tipo en nuestro país.
Y si el negocio crece sin control aparente, la presión aumenta, incluso en el ámbito escolar, donde ya se detecta una precoz obsesión por la imagen en aulas y patios de colegio. Hasta el punto de que la profesora de secundaria Francisca Escorza, en colaboración con Sergio Padial, también docente, ha elaborado una guía didáctica para que el profesorado sepa cómo afrontar en clase situaciones muy desconcertantes.
Y las consecuencias pueden ser graves. El 15 por ciento de los pacientes que acuden a un centro oficial de medicina estética lo hace para corregir las secuelas de un tratamiento mal ejecutado.
El intrusismo se da incluso en el ámbito de la cirugía plástica que es, en sí misma una especialidad concreta, pero a la que se suman otros médicos sin esa titulación específica que se presentan como cirujanos cosméticos o cirujanos estéticos, titulaciones que no existen.