Desde enero, las cifras casi se han duplicado en nuestra comunidad: 876 personas han perdido la vida por las olas de calor, frente a las 442 del mismo periodo de 2022.
En lo que va de agosto, en Andalucía ya se han producido 22 fallecimientos por culpa del calor. En julio, han sido 213. Desde enero, las cifras casi se han duplicado en nuestra comunidad: 876 personas han perdido la vida por las olas de calor, frente a las 442 del mismo periodo de 2022. Son casi el 30 por ciento de las 3000 muertes por las altas temperaturas en toda España
Málaga, y Sevilla están a la cabeza de víctimas mortales por calor en julio con 62 y 61 respectivamente, según el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas del Instituto de Salud Carlos III.
Se produjeron 32 fallecidos en Jaén; 19 en Granada, 18 en Almería; 17 en Córdoba y 4 en Huelva Cádiz fue la única provincia sin fallecidos por esta causa.
La mayoría era mujeres. En el caso de Málaga 50 de 62. De ellas, seis eran menores de 65 años. Una en concreto menor de 44 años.
Los datos de Aemet reflejan que la temperatura en Andalucía en julio ha subido 1.7 grados por encima del promedio. Con récord de máximas como los 44.2 del aeropuerto de Málaga o los 44.9 de Andújar.
CANSANCIO, IRRITABILIDAD Y DESHIDRATACIÓN
Estamos ante el período más caluroso y seco del año, con temperaturas que, pasando de los 40 grados, afectan a nuestra salud. Cansancio por falta de sueño, mayor irritabilidad, y lo más peligroso, deshidratación, que puede llegar a causar, en el peor de los casos, la muerte. Los más vulnerables, niños y personas mayores, necesitan especial atención.
Aunque al frío siempre se le ha temido más que al calor, desde hace 20 años las temperaturas extremas que registra el planeta ocupan un lugar prioritario entre las mayores amenazas para nuestra salud.
Cuando se sobrepasa la frontera de los 40 grados nuestro sistema nervioso se vuelve especialmente vulnerable. Para evitar esas situaciones límite, la lección, al menos en teoría, la tenemos bien aprendida. Cuidado con los pequeños y los mayores de la casa, sobre todo si tienen tratamiento crónico para la tensión arterial. Aunque nos robe el sueño, cuidado con el calor, que no nos quite la vida.